El Gobierno griego fundamenta la proposición aludiendo a a necesidad de tomar precauciones hasta que la UE disponga de "un marco más estricto y transparente respecto a temas críticos como evaluación de riesgos, control y etiquetado, así como por la necesidad de restaurar la confianza del mercado y de la opinión pública".

Greenpeace y otras organizaciones ecologistas apoyaron la propuesta, ya que están de acuerdo en que la directiva actual, que data de 1990, está obsoleta y no ofrece las necesarias garantías de seguridad ante la liberación al medio ambiente e organismos modificados genéticamente.

Algunos países comunitarios, como Austria, Dinamarca, Luxemburgo y Gran Bretaña, ya han impuesto algún tipo de prohibición o moratoria a los alimentos transgénicos.

Según Greenpeace, España es el único país de la UE que ha incluido variedades transgénicas en su registro vegetal nacional y ha permitido su cultivo comercial, ya que en Francia, el Council d'Etat o Tribunal Supremo galo, ha retirado el permiso a este producto.

Por su parte, el Gobierno grigo ha sido uno de los más activos de la UE en pedir cautela en la comercialización de organismos modificados. El pasado octubre Grecia dictó una prohibición nacional para las semillas de colza transgénica de la compañía AgrEvo, después de haber sido aprobadas por la UE, y el pasado mes de abril prohibió todos los experimentos de campo con organismos modificados.