Este especialista afirma que las modificaciones de la personalidad que van paralelas al envejecimiento producen desajustes respecto a la decisión sobre velocidades, maniobras o sobre el cumplimiento de las noramas de seguridad.

En los sujetos mayores de 65 años se advierte que un 14% de estas personas tienen una alteración cognitiva, un 7% sufrían una demencia senil leve y un 3% moderada.

La función cognitiva de los conductoresancianos, según el test de autoevaluación de Nuremberg, evidenció que un 20% presentan signos de disfunción psicológica en el vocabulario, la atención, la concentración, el cálculo y la memoria de fijación.

Al margen de los déficits sensoriales, estas personas sufren alteraciones afectivas y cognitivas, además de irritabilidad y hostilidad hacia el entorno.

Un 54% de las personas estudiadas han dormitado alguna vez ante el volante y, además, un porcentaje importante (el 28%) lo hace de forma habiual, lo que explica el riesgo y la propensión de las personas seniles a sufrir accidentes de tráfico.

El estudio recuerda que gran parte de los medicamentos que se toman a edad avanzada producen alteraciones del sistema nervioso central.

Las familias de fármacos más peligrosos son, según la Organización Mundial de la Salud, los ansiolíticos, hipnóticos, antihistamínicos, analgésicos, estimulantes, antiepilépticos o antihipertensivos.