De momento, el ministerio que dirige José Antonio Griñán ha presentado el calendario oficial, que se publicará este mes en el Boletín Oficial del Estado, según el cual ninguna fiesta pasaría a lunes, traslado que se pide desde difrentes sectores con la intención de que no haya paros en las empresas a mitad de semana que puedan mermar el trabajo habitual.

Según las mismas fuentes, Trabajo negociará "con calma" y sin abrir mesas comunes de negociación los posibles traslados, que quedarán legislados en el Decreto-Ley sobre Festivos, Jornadas Laborales y Descansos, tal y como figura en la reforma laboral. El plazo para la aprobación del decreto es hasta junio de 1995.

La Conferencia Episcopal ha expresado su radical rechazo aun posible traslado de la fiesta de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, a lunes, para evitar un "acueducto" al coincidir en la misma semana que el 6 de diciembre, Día de la Constitución, también festivo en todo el territorio nacional.

En el caso de que se trasladara a lunes el día de la Inmaculada se tendría que revisar el acuerdo firmado entre España y la Santa Sede en 1978, al igual que se hizo cuando la Iglesia accedió a cambiar de día la festividad de la Ascensión.

El ministro de Traajo, José Antonio Griñán, se mostró hoy muy cauto al respecto e instó a la negociación entre la Conferencia Episcopal y el Gobierno. Trabajo contará también con la opinión de los sindicatos y de la patronal CEOE, organización que ha presionado con fuerza para que las fiestas se trasladen a lunes.