Así se expresó Merino durante la jornada 'Salud Mental en el Trabajo', organizada por la agencia Servimedia junto a la Fundación Laboral San Prudencio y la consultora Estudio de Comunicación, donde subrayó que, en los últimos años, la salud mental “se ha establecido como una cuestión prioritaria que hemos logrado trasladar a la acción política”.

A su juicio, la salud mental, en la actualidad, es un “problema sistémico y transversal que está plagado de un sinfín de ramificaciones”. En este sentido, indicó que en el Ministerio han detectado “desde el principio” la conexión entre las enfermedades mentales y las diferentes formas de “inseguridad laboral”.

“Cuando hablamos de salud mental estamos hablando en muchas ocasiones de presiones, de acoso, de discriminación, de desigualdad, de bajos salarios y también de descontrol de los tiempos que destinamos, entre otras cuestiones, al trabajo. Pero cuando hablamos de salud mental también estamos hablando en ocasiones de ciertas maniobras laborales que producen inestabilidad en el empleo e incertidumbres en lo personal”, advirtió Merino.

Además, destacó los problemas de depresión y soledad como elementos fundamentales que se han disparado entre las personas jóvenes y relacionó también los problemas de salud mental con cuestiones como “determinadas carencias materiales” y con “una compleja conciliación de nuestra vida personal y laboral”.

Asimismo, resaltó las “preocupaciones que nos definen como seres humanos” y las “estrategias perversas que, desde determinados ámbitos, se han impuesto y vienen aplicándose desde hace muchos años”. Al respecto, incidió en que la pandemia fue un “punto de inflexión en el que nuestra sociedad se vio literalmente obligada a recomponer el valor de sus esencias”.

Precisamente, presumió de la gestión del Gobierno en pandemia y proclamó que se ha demostrado que “era posible una actuación política común, suma de la ampliación de derechos laborales, de la protección y de la creación de empleo”.

GRANDES ENEMIGOS

Por otra parte, recordó que el Ministerio de Trabajo y Economía Social encargó la elaboración de un informe que puso de relieve que en torno a 170.000 casos de depresión en 2020 se podrían haber evitado de no existir la precariedad laboral.

“La inestabilidad laboral es uno de los grandes enemigos, es uno de los grandes oponentes que atacan a la salud mental de las personas trabajadoras”, agregó la secretaria de Estado, quien citó como colectivos más afectados a las personas migrantes, “precarizadas”, quienes prestan servicios en plataformas digitales, la población activa con discapacidad y las personas Lgtbi. Y ello sucede, en su opinión, porque “cuando hay desigualdad el problema se acentúa”.

Finalmente, la secretaria de Estado se refirió al “estigma” que todavía existe sobre los problemas de salud mental y denunció el sesgo de género que existe. “En muchas ocasiones se hace referencia, cuando se habla de mujeres, a la histeria y a la locura. Pues bien, estos estigmas, estos tópicos operan generando procesos de marginación, si cabe mayores”, apostilló.

GOBIERNO DE PROGRESO

Por su parte, el CEO de Estudio de Comunicación, Benito Berceruelo, destacó la necesidad de adecuar la legislación sobre riesgos laborales a la actualidad, porque la norma vigente ya “no recoge la realidad de las empresas españolas” de hoy.

Así, Berceruelo defendió la actualización de la ley, ahora que además “tenemos un Gobierno que se define como de progreso y las empresas afrontan un cambio muy importante”. De hecho, elogió el debate abierto por el Ejecutivo y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, para aprobar una nueva legislación de prevención, al igual que resaltó que los sindicatos están “trabajando muy activamente”.

Por último, señaló que Estudio de Comunicación y Servimedia organizan periódicamente debates “para poner encima de la mesa y llamar la atención de la sociedad sobre problemas que realmente importan”.