Día Mundial del Piano

Un pianista con síndrome de Down toca la tecla de la inclusión

- Hoy se celebra el Día Mundial del Piano

- Agustín y Violeta, ambos con síndrome de Down, estudian piano en una Escuela de Música de Córdoba

Madrid
SERVIMEDIA

Agustín Perales y Violeta Alcalá tienen 28 años y llevan prácticamente toda su vida (desde los cuatro) aprendiendo a leer partituras y a tocar con las dos manos las teclas de un piano. Su síndrome de Down les confiere un cromosoma extra que en este caso bien podría decirse es ‘un extra’ de talento musical para transmitir emociones.

Cada 28 de marzo se celebra el Día Mundial del Piano y este viernes la Escuela Municipal de Música y Danza ‘Araceli Carrillo Pérez’ de Lucena (EMMD) en Córdoba ha abierto uno de sus pianos de cola para que estos jóvenes demuestren que su dedicación y compromiso con la música a lo largo de estos 25 años han merecido la pena.

Agustín y Violeta se sienten “orgullosos” de sorprender en cada uno de sus conciertos a los asistentes y reconocen que "haber tocado en países como Luxemburgo, Dinamarca e Italia", en el marco de un programa de intercambio de alumnos, es ver "cumplido un sueño”.

Mamen Galindo es la directora de la Escuela Municipal de Música y Danza y quien les formó durante su primera etapa hasta los 21 años. “Empezaron tan pequeños, con cuatro años, porque sus familias quisieron dar la misma educación y oportunidades a todos sus hijos por igual y se interesaron en estimularlos”, rememora en una entrevista para Servimedia.

La primera toma de contacto de Violeta y Agustín con este universo fue a través de las clases de música y movimiento. Continuaron con la danza clásica y después, cuenta la directora, “las familias nos propusieron que sus hijos trabajaran la dicción y la digitación porque son dos limitaciones que presenta esta discapacidad”. Gracias al Sistema de Educación Musical de Yamaha, estos alumnos adquirieron “la técnica fina que confiere tocar la flauta dulce”.

Han transcurrido cinco lustros y ambos alumnos, ahora casi treintañeros, no solo ofrecen conciertos de piano, sino que además han aprendido a modular su voz ya que esta metodología trabaja también el canto.

UNA MEMORIA PREMIUM

Uno de los aspectos más reseñables de estos muchachos es su enorme capacidad de trabajo y perseverancia. A pesar de los retos, “nunca caen en el desaliento” y logran consolidar su aprendizaje de manera permanente “gracias a su excepcional memoria musical”, afirma la actual profesora de ambos, Araceli Manjón.

Tras varios meses de preparación de una pieza son ellos mismos quienes recuerdan con precisión lo que sigue en el proceso de interpretación “precisamente porque le dedican mucho tiempo y esfuerzo”. “A lo mejor hay personas que pueden pensar que el síndrome de Down es una limitación, pero a nivel artístico ellos tienen más cualidades que muchos de nuestros alumnos sin discapacidad”, sostiene.

Desde pequeños han tenido la oportunidad de subir a un escenario, lo que les ha permitido familiarizarse con la puesta en escena y desarrollar una capacidad única para transmitir emociones a través de su música. Cuando los dos alumnos son preguntados acerca del miedo escénico no saben ni lo qué es.

Agustín afirma con contundencia que “jamás siente nervios” y su compañera Violeta, tampoco. “Si me equivoco, yo sigo para adelante, no importa. Lo que siento en ese momento es que estoy en mi mundo”, manifiesta la joven.

CON DOWN Y SIN LÍMITES

La respuesta emocional del público es siempre un testimonio del talento de estos artistas. Araceli destaca “lo asombroso que es ver cómo llenan el escenario con su presencia y su luz, cautivando al público en cada actuación”.

Tanto Violeta como su compañero Agustín acuden a diario a la Escuela de Música y Danza de Lucena para practicar y mejorar su destreza al piano. Mientras, en sus aulas se siguen gestando nuevos proyectos como el último montaje sobre ‘ciberbulliyng’. “Son obras muy personales porque queremos que Agustín y Violeta sean uno más. Todos trabajamos para que la integración en nuestra escuela sea total”.

El joven solo tiene palabras de agradecimiento para su profesora por “las partituras que adapta para cada espectáculo”. “Cada vez que me siento al piano es maravilloso y me siento genial”, comenta el cordobés.

Por su parte, la experta en Lenguaje Musical reconoce que todos conocemos nuestras limitaciones y nuestras virtudes y que estos alumnos “son grandes improvisadores”. Una cualidad especialmente destacada por la responsable del Departamento de Danza. “No tienen tantos prejuicios como nosotros porque en ellos todo es corazón y son más libres”. Definitivamente, son artistas con ‘mucho Down’ y mucho talento.

(SERVIMEDIA)
28 Mar 2025
AOA/pai