La plantilla de Gillette, amenazada de cierre a pesar del beneficio económico de la compañía en los últimos ejercicios, intensificará esta semana su campaña de 'boicot' a los productos de su factoría, como medida de presión contra la multinacional y oponerse así al cierre de la única planta en España, que la dirección estima inevitable.

Por su parte, el consejero de Trabajo de la Junta de Andalucía, Francisco Olva, aseguró hoy que el Gobierno autónomo se seguirá oponiendo al cierre de la factoría sevillana, aunque eludió pronunciarse oficialmente al respecto por considerar que no debe hacerlo hasta que el expediente no sea presentado oficialmente.

Oliva consideró que la Junta no puede hacer nada de momento ante la irrevocable decisión de Gillette de cerrar su factoría de Alcalá de Guadaira. A su juicio, las revindicaciones de los trabajadores a la Junta son comprensibles, si bien, hasta que no se presente elexpediente, el Gobierno autonómico no podrá aportar alternativa alguna.