LOS TOROS DE SEPULVEDA PROTAGONIZARON UN ENCIERRO LIMPIO Y RAPIDO
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El penúltimo encierro de los Sanfermines, con toros de la ganadería de Sepúlveda, fue rápido y limpio y únicamente dos personas, una joven norteamericana y un mozo de Pamplona, tuvieron que ser trasladadas a los servicios de urencias de los centros hospitalarios con traumatismos producidos por caídas.
Los dos heridos son Marcos Ibáñez Ibarrola, de 32 años, que fue arrollado por un toro en la calle Estafeta y presenta contusión en la espalda, y la joven estadounidense Tinna Peturson, de 19 años, que fue golpeada por un toro en el tramo de Telefónica y sufre traumatismo en el tobillo izquierdo.
La descompensación en el peso de los toros, con más de 150 kilos de diferencia entre unos y otros, hacía pensar que el encierro ba a resultar peligroso. Sin embargo, la manada corrió compacta durante todo el trayecto y realizó una carrera muy limpia.
Tan sólo dos minutos y treinta y cinco segundos tardaron los toros en recorrer los 800 metros que separan los corrales de Santo Domingo de la plaza de toros. A las ocho en punto, con el estallido del cohete, salieron velozmente y enfilaron la cuesta de Santo Domingo. Un morlaco se colocó a la cabeza de la manada y esquivó a un montón de mozos que habían caído al suelo.
En la urva de la Estafeta se produjo una escena muy espectacular, cuando un corredor quedó atrapado entre un toro y un cabestro y tuvo que recorrer varios metros cogido entre los dos animales. En la calle Estafeta el número de corredores era importante y hubo muchas caídas.
En el callejón de entrada a la plaza de toros un mozo cayó al suelo y los toros se vieron obligados a saltar para no pisarlo. En el ruedo, perfectamente guiados por los cabestros, los seis toros entraron a los toriles sin fijarse en los orredores.
(SERVIMEDIA)
13 Jul 1992
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