UN TOICOMANO REHABILITADO TEME QUE SU CONDICION DE GITANO LE MANTENGA OTROS CUATRO AÑOS EN PRISION
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Carlos Miguel Iglesias, de 25 años, que ha pasado el último lustro en la cárcel de Monterroso, está convencido de que el hecho de ser gitano puede ser la causa de que le encierren otros cuatro años, a pesar de llevar tiempo al margen de las drogas y de la delincuencia, por un delito cometido en 1986, del que asegura no ser responsable.
Carlos Miguel Iglesias aaba de cumplir cinco años y seis meses de prisión por sendos robos realizados con el fin de obtener dinero para la droga de la que era dependiente y de la que se liberó hace ya cuatro años.
Ahora tiene pendiente una condena de cuatro años de prisión por una sentencia en la que él ve un caso claro de racismo. Según Iglesias, intentaba impedir que un payo conocido suyo cometiese un robo con intimidación en la calle, cuando fue detenido y acusado, aunque el juez le puso en libertad cuando el culpable se resentó en el juzgado y se autoinculpó, asegura.
Sin embargo, el fiscal apeló y la Audiencia Provincial de La Coruña le condenó por procedimiento administrativo, sin nueva vista oral, según explicó a Servimedia un portavoz de PreSOS. Dicha asociación ha solicitado esta misma semana, en nombre de Iglesias, una suspensión de la ejecutoria de ingreso en prisión.
Iglesias considera "de cajón" que entre un payo y un gitano, ambos con antecedentes penales, la sentencia iba a caer sobre el gitano: "El rcismo fue el detonante; más claro que el agua", aseguró a Servimedia.
El portavoz de PreSOS, Fran Fernández de Buey, reconoció que encuentra prejuicios entre vecinos del barrio Vite, de Santiago, donde vive Carlos Iglesias, y le ha advertido que deberá andar "más derecho que una vela" si no quiere que la sociedad le caiga encima.
También se solicitará de inmediato el indulto de Carlos Iglesias, argumentando la reinserción real del condenado, de cuyo trabajo como vendedor ambulante dependen no sól su mujer, Raquel, y su hijo de cuatro años -al que conoció hace pocos meses, al salir de prisión-, sino también otros familiares.
Otra de las razones alegadas es el hecho de que Carlos Miguel Iglesias es portador del VIH y su estado de salud actual podría agravarse por las condiciones higiénicas de las cárceles.
Aparte de frecuentes infecciones respiratorias, Iglesias padece una frecuente ciática que a veces le impide incluso movimientos tan elementales como agacharse para colocarse un calcetín. La sentencia que le condena a cuatro años de prisión fue comunicada en febrero de 1992, pero Carlos Iglesias pudo salir de prisión a mediados de 1993, por estar la causa recurrida en amparo ante el Tribunal Constitucional, que archivó recientemente el recurso, por lo que Iglesias teme que ordenen su ingreso en prision de un momento a otro.
Esta sentencia corresponde al último asunto que Iglesias tiene pendiente con la justicia y podría dar al traste con un caso de reinserción avalado por diversoscolectivos ciudadanos, entre los que está el Centro Evangelista de Santiago, al que pertenece el afectado.
El portavoz de PreSOS, Fran Fernández del Buey, manifestó que en este caso el Gobierno tiene una buena oportunidad para iniciar una política de reconocimiento a la reinserción de ex delincuentes y para demostrar que vela por que no se produzcan discriminaciones por razones que podrían estar vinculadas al racismo.
(SERVIMEDIA)
03 Ene 1994
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