Según este último panel, publicado en el último número de la revista, España tendrá el año que viene un crecimiento del PIB del 2,7 por ciento, en lugar del 3 por cien estimado por el Gobierno, y una inflación del 3,2 por cien, en vez del 2,6 calculado por el Ejecutivo. "The Economist" elabora su cuadro de previsiones macroeconómicas consultando a veinte analistas internacionales de grandes bancos de inversión o entidades financieras, como JP Morgan, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Paribas o la Unión de Bancos Suizos.

Además, estos analistas también ven un ligero empeoramiento de las expectativas en la balanza por cuenta corriente de España, cuyo déficit previsto para 1997 pasa del 0,1 al 0,2 por ciento del PIB.

Las previsiones de "The Economist" sitúan a Españ como el cuarto país desarrollado por su ritmo de crecimiento económico en 1997, por detrás de Gran Bretaña (3,4), Australia (3,2) y Canadá (3,1). A continuación figuran España, Dinamarca y Holanda, con un 2,7, seguidas de Alemania y Estados Unidos (2,4), Suecia (2,3), Bélgica y Francia (2,2), Austria (2), Japón (1,9), Italia (1,5) y Suiza (1,3).

Italia es el país para el que más han empeorado las previsiones de crecimiento, que han caído del 2 al 1,5 por ciento, como consecuencia de los fuertes recores presupuestarios anunciados por su Gobierno para cumplir con los criterios de Maastricht.

En el caso de la inflación, España se mantiene como el país del que se espera un mayor aumento de precios, pese a mejorar una décima, del 3,3 al 3,2 por cien. Italia, el país con el que España estaba empatada en este apartado, ha mejorado tres décimas, igualmente como consecuencia de los ajustes anunciados.

Para 1996, "The Economist" mantiene invariable su previsión del mes anterior y estima que la economí crecerá un 2,1 por ciento, que los precios al consumidor aumentarán un 3,6 y la balanza por cuenta corrienta arrojará un saldo positivo equivalente al 0,1 por cien del PIB.