TEZANOS: "EL DEBATE SOBRE SI HAY QUE ECHAR A ALFONSO GUERRA ME PARECE UNA PERSECUCION INQUISITORIAL"
-"Hay que trbajar para que exista un clima de cordialidad y de compañerismo en el PSOE"
-"El cuestionamiento de un hiperliderazgo es razonable en una democracia bien fundamentada"
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El "guerrista" José Félix Tezanos, secretario de Formación del PSOE, ha declarado a Servimedia que el debate sobre si hay que echar a Alfonso Guerra de la vicesecretaría general del partido le parece "de una pobreza inaudita" y una "persecución inquisitorial". En su opinión, la elección de los irigentes en el congreso "no se debe hacer con una mentalidad de veto y de exclusión".
PREGUNTA.- ¿Tras las numerosas jornadas de debate en distintas comunidades, se han acercado posiciones entre "guerristas" y "renovadores"?
RESPUESTA.- Yo creo que sí. Creo que hay una constatación, cuando hablamos de cosas concretas, de proyectos, que el nivel de coincidencia es mucho mayor de lo que algunos podrían estimar. Hay un esfuerzo de aproximación de posturas. Además, están influyendo sobre la aproximaión la propia dinámica de la evolución económica internacional y una decantación de posiciones que significa un cierto giro hacia el centro inquierda.
Yo creo que desde las elecciones en EEUU, en las que venció Clinton con un programa más innovador en el contexto americano, las elecciones griegas, las elecciones municipales portuguesas, las elecciones en Alemania del Este y la evolución del voto en Suecia y en Inglaterra... hay una tendencia que refleja que la opinión pública se está decantando por deerminadas opciones en este momento. Todo eso contribuye a que dentro del PSOE se empiecen a perfilar las bases de un nuevo consenso interno.
P.-¿En qué cuestiones se ha dado ese acercamiento?
R.- En varias. En una necesidad de decantación de las propuestas políticas -alguien ha dicho que las políticas de derechas debe de hacerlas la derecha-. El socialismo, si quiere tener futuro, tiene que tener un proyecto autónomo, con perfiles propios, tiene que tener una alternativa de salida progresista a l crisis, y las coordenadas de esas propuestas tienen que ser de solidaridad. Parece lógico que las propuestas que nosotros hagamos, y que son consecuentes con nuestro electorado, refuercen los elementos de solidaridad en el funcionamiento del Estado de bienestar, garanticen y den seguridad sobre algunas prestaciones, haciéndolas más rigurosas, más viables y también introduzcan incentivos en la economía, lo cual supone reconocer el papel del Estado.
En consecuencia con todo ello, el modelo de partido tndrá que ajustarse también a la nueva etapa en la que vivimos, en la que hay que hacer un esfuerzo de integración, pero entendiéndola como un procedimiento que permita sumar fuerzas, no restarlas.
Yo estoy entre los que piensan que la tendencia histórica camina en una doble dirección: Un Estado de bienestar renovado, con más nivel de corresponsabilización, y una democracia más participativa en la que tiene que haber más grado de interlocución social, de compromiso, de acuerdo con otros agentes sociale. Caminar en esa dirección, creo, es caminar en la dirección de un futuro fructífero, lo otro es correr el riesgo de meterse en situaciones complicadas.
P.- ¿Cómo cuáles?
R.- El riesgo de que el partido pierda sus señas de identidad política, su proyecto progresista y sus apoyos sociales. Un proyecto socialista, por su propia naturaleza, tiene que apoyarse en las clases trabajadoras. No se puede ser el partido de las clases trabajadoras y de los que están en contra de las clases trabajadoras. Hayque optar. El tercer riesgo es convertirse en un partido que tenga poca capacidad de interlocución social.
P.- ¿Quién es el responsable de que existan esos peligros en este momento?
R.- Yo creo que son unos peligros que se podrían plantear en el futuro. Hasta el presente no se han planteado, no son hipótesis de trabajo de hoy en día. Pero si se produjera una inflexión en esa dirección equivocada que se tradujera en las urnas, los responsables seríamos todos. Unos por liderar ese proyecto y otros or no haber sabido defender nuestras posturas con suficiente eficacia y persuasión para que sean mayoritarias. Todos nos habríamos equivocado.
P.- Dice que ese peligro no existe, pero en el reciente debate de Toledo, el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, apuntó que hay un cierto vacío ideológico, luego algunos ese problema ya lo sienten como presente.
R.- Yo lo digo en términos de traducción electoral. En las elecciones últimas, el PSOE sacó nueve millones de votos y, con un buenprograma progresista y una llamada al voto responsable de la izquierda, se consolidó nuevamente como partido con capacidad para liderar la situación española. Hasta ese momento no se produjo ese riesgo. Que algunas voces van en esa dirección, es posible. Así lo está percibiendo la gente y si muchos ciudadanos lo están percibiendo así, no podemos decir que todos los ciudadanos están equivocados... Una de las cosas más importantes en este momento es que hay que saber escuchar. Escucharnos dentro del partidoescuchar lo que piensa el ciudadano.
P.- Ustedes están haciendo un debate que no es nominalista, pero cuando el presidente de Castilla-La Mancha dice que en la Ejecutiva no caben todos, los oyentes piensan que está hablando de Alfonso Guerra...
R.- No creo que él tuviera intención de referirse a nadie en concreto. Tendría que aclararlo él. Pero, evidentemente, una ejecutiva de un partido siempre es un grupo reducido, en el que no cabe todo el mundo. Habrá que ver quiénes son los que pueden desemeñar mejor sus papeles, quiénes representan más ese espíritu de integración, quiénes tienen esa mayor capacidad de sintonizar con los problemas de futuro. Siempre ha sido así.
P.- ¿Hubiese existido el actual debate si no hubiese sido por los casos "Filesa", "Juan Guerra" y el riesgo el pasado 6 de junio de perder las elecciones?
R.- Respecto a esos casos, yo creo que hay una instrumentación clara. Alguno de ellos se está pinchando como un globlo. Yo creo que hay una sustancia real de debate, que iene que ver con un debate internacional y con una evolución de la economía. Lo peligroso, me parece a mí, sería recubrir esos elementos de fondo con cuestiones tácticas o con otras cuestiones espurias.
P.- De las distintas jornadas, se transmite la idea de que los llamados "renovadores", en general, no quieren que Guerra siga en la vicesecretaría general y los denominados "guerristas" no desean que se produzca el hiperliderazgo de Felipe González.
R.- Yo estoy entre los que piensan que el cuestinamiento de un hiperliderazgo es razonable en una democracia bien fundamentada y que tenga aspiraciones a funcionar bien en el futuro, articular bien la opinión. En eso coinciden muchas personas, dentro y fuera del partido, al margen de las etiquetas. El debate sobre si hay que echar a una persona me parece un debate de una pobreza inaudita, que no se va entender ni en términos históricos ni en términos políticos. Más bien parece una persecución inquisitorial.
P.- ¿Supongo que en los mismos términos pdría hablarse de la postura de que se quede?
R.- Sí. Pero tampoco hay nadie que ahí esté haciendo fanatismo de su posición personal. Ese es un debate empobrecido en cuanto a su presentación, que ocultará más cosas... Hay que desdramatizar y despersonalizar ese debate. El congreso elegirá personas, lógicamente, pero yo creo que no se debe hacer con una mentalidad de veto y de exclusión.
P.-¿Existe un problema de inhabitabilidad entre los dirigentes del partido?
R.- Yo no lo percibo, pero pued estar equivocado. A mí me gustaría que más allá de las discrepancias, existiera un clima de cordialidad y de compañerismo. Tenemos que acostumbrarnos a discrepar, a tolerar, a integrar y aproximar posturas. Si ha habido algún momento de inhabitabilidad, todo el mundo tendría que hacer el esfuerzo de poner algo de su parte para mejorarlo, porque el ciudadano no va a entender y nos daría la espalda si tuviese la sospecha de que lo único que hay son tensiones de ¡quítate tú para ponerme yo! o de falta de capcidad de interlocución interna.
P.- José Luis Corcuera ha señalado en algunos debates que se ha producido una ausencia de solidaridad. ¿En su opinión, qué ha ocurrido?
R.- Hay quien hace esa queja. Este partido ha tenido una eficacia de funcionamiento, ha inspirado confianza al electorado porque ha habido un grado de acuerdo muy importante en torno a un proyecto que tenía bastante componente integrador. Algunas políticas que se han hecho hasta el año 91 respondían a esa franja de consenso -univeralización de derechos sociales, afianzamiento del Estado de bienestar.
A partir del 91, algunos sectores muy minoritarios dentro del partido pero con peso en la sociedad, cumplido ese programa, han querido que el PSOE no vaya más allá e incluso algunos quieren que se dé marcha atrás en algunas políticas sociales. Otros sectores del partido estamos por avanzar nuevas etapas, consolidar las conquistas y que no haya marcha atrás, y en esa tensión lo que se produce es una situación de menor cohesión intera, hasta que el debate se haga transparente.
P.- ¿La integración supone que en la Ejecutiva estén Felipe González y Alfonso Guerra?
R.- Yo creo que las personas simbolizan la integración, pero lo más importante de la integración es que el programa y las propuestas respondan a las necesidades del sector social mayoritario que apoya al Partido Socialista y a la opinión de los afiliados y de los votantes. Es decir, que sea un proyecto progresista.
P.- ¿Sigue pensando que la gravedad de la situaión económica exige una tregua en algunas querellas internas?
R.- Sí. Cuando las cosas van mal y hay ciudadanos que se encuentran ante el riesgo del desempleo, se da un mal ejemplo cuando en un partido se producen querellas que el ciudadano no entiende como debates vinculados a sus problemas. Yo creo que sería razonable, en mor de las circunstancias, que hubiera un tregua de esas posiciones y un esfuerzo de aproximación de posturas.
(SERVIMEDIA)
24 Dic 1993
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