Según indicaron fuentes ministeriales, la demanda de los inversores para esta emisión se situó alrededor de los 60.000 millones de euros, por lo que se trata de un volumen “muy superior” al de las emisiones a este plazo realizadas en 2018 y 2020.

Asimismo, las fuentes consultadas también resaltaron que se trata de un volumen de demanda mayor al habitual para las sindicaciones a este plazo, por lo que destacaron que dicha cantidad refleja el interés de los inversores por la deuda pública española.

En este sentido, inicialmente estaba previsto que el Tesoro emitiera 6.000 millones de euros con este bono sindicado a 30 años, pero el organismo decidió aumentar la emisión a 7.000 millones dado el volumen “y calidad” de la demanda recibida.