TERRORISMO. EL PNV AFIRMA QUE LA UNIDAD DE ESPAÑA SE SUSTENTA "POR LA FUERZA DE LAS ARMAS" Y SE REAFIRMA EN EL DIALOGO CON HB
- Asegura que no acepta lecciones democráticas del PP y recuerda que en el franquismo algunos de los ahora dirigentes de ese partido persiguieron a nacionalistas
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
El presidente del PNV, Xabier Arzallus, hizo público este mediodía un manifiesto de su partido en el que se expone la postura sobre los contactos con Herri Batasuna.El dirigente vasco se limitó a leer el texto sin responder a las preguntas de los informadores.
En el manifiesto se asegura que la Constitución de 1978 garantiza la unidad de España "por la fuerza de las armas" y se advierte que el PNV dialogará con HB porque "hablar es simplemente hablar, conocer y comunicar y en ningún caso legitimar la actuación o planteamientos del interlocutor".
La autolimitación de ese diálogo, recuerda el PNV, es que "si de las conversaciones o acuerdos derivan efectos insitucionales, estos deberán contar con el consenso suficiente, es decir, con el apoyo de la mayoría de los integrantes del pacto" (Pacto de Ajuria-Enea).
Los peneuvistas lanzan duros ataques al PP, del que dicen que algunos de sus miembros "colaboraron en nuestra persecución y prohibición".
A continuación reproducimos el texto del manifiesto hecho público hoy por el PNV:
Reunido todo el cuerpo representativo y directivo del Partido Nacionalista Vasco en su Asamblea nacional, declara:
Pimero: Somos un partido que en cien años de andadura hemos demostrado una inequívoca conducta democrática en nuestro proceder interno y en nuestra actividad política.
Segundo: Jamás, en cien años, caímos en la tentación de la fuerza para conseguir fines políticos, pese a que prácticamente durante cincuenta de esos cien años hayamos estado prohibidos, perseguidos encarcelados y apartados de la vida social.
Por otra parte, siempre hemos condenado a todo grupo o movimiento que suplanta la voluntad ppular con la lucha armada.
Tercero: Hemos sido objeto, una vez más, de un ataque masivo por parte de partidos y medios de comunicación, poniendo en duda nuestro ser democrático y criminalizándonos como incitadores de actos violentos, bien por nuestras afirmaciones ideológicas en el Aberri-Eguna, bien por habernos sentado, como invitados, junto con otros partidos entre los que se hallaba Herri Batasuna.
Cuarto: No toleraremos en silencio el que partidos políticos de diferente signo, con sentido deocrático por demostrar, se atrevan a poner tacha a nuestros comportamientos democráticos, máxime cuando no pocos destacados miembros de algunos de ellos colaboraron en nuestra persecución y prohibición.
Quinto: Reiteramos lo ya dicho hasta la saciedad:
a) "Que el PNV no acostumbra a negar el diálogo a nadie que se lo solicite"
b) "Que hablar es simplemente hablar, conocer y comunicar y en ningún caso legitimar la actuación o los planteamientos del interlocutor".
c) "Que los participante del llamado Pacto de Ajuria-Enea no se han autolimitado la libertad de dialogar con HB ni con ETA ni con ningún otro. La autolimitación consiste en que "si de las conversaciones o acuerdos derivan efectos institucionales, estos deberán contar con el consenso suficiente, es decir, con el apoyo de la mayoría de los integrantes del Pacto".
Cada cual es muy dueño de ponderar la oportunidad o conveniencia de una u otra vía de diálogo y aún de criticarla, pero no de criminalizarla.
Sexto: La virulenci y generalidad de los ataques recibidos nos lleva a la conclusión de que en el fondo se deben a la intolerancia y al rechazo de nuestro ideario: la negación intransigente a la defensa de la Nación y la patria Vasca, el rechazo sectario a los derechos de Autodeterminación y de independencia vascos. Y ello desde la afirmación excluyente de la Nación española cuya unidad indisoluble garantiza la Constitución en su artículo octavo, es decir, con la fuerza de las armas.
Es hoya ya, después de cien años de ida de partido, de que se nos diga si quienes defendemos un ideario nacional vasco tenemos o no sitio en el quehacer democrático de un Estado que se profesa democrático. O si debemos poner en duda el mínimo de tolerancia y de madurez democrática de la sociedad política en la que nos movemos.
Séptimo: No es exacto afirmar que o se está con los violentos o se está con los demócratas. Porque, aún estando contra la violencia no cabe estar con quienes no respetan un mínimo de dignidad y de libertad de los ue, desde su convicción y práctica democráticas, rechazamos de plano la violencia, manteniendo la defensa de la Nación y la Patria Vasca.
Octavo: El PNV ha proclamado y sostenido contra viento y marea sus dos lealtades básicas, la que profesa hacia su pueblo y la que le ata a la palabra dada o al acuerdo aceptado.
El acuerdo para la Normalización y Pacificación de Euskadi (Pacto de Ajuria-Enea) defiende expresamente la legitimidad de todas las ideas políticas expresadas democráticamente, condena ualquier actuación policial atentatoria de la Ley y los Derechos Humanos, apoya las vías de reinserción y procesos de diálogo, apuesta inequívocamente por el pleno y leal desarrollo de todos y cada uno de los contenidos del Estatuto de Autonomía de Gernika y proclama el principio democrático irrenunciable de que las cuestiones políticas deben resolverse únicamente através de los representantes legítimos de la voluntad popular.
Por tanto, rompen la unidad democrática quienes asocian nacionalismo con vilencia. Rompen los acuerdos quienes incumplen, vulneran o tergiversan sus contenidos.
Noveno: El PNV comparte con el pueblo vasco su ansia de paz. Y no estará convencido de que algunas formaciones políticasd la desean tanto como proclaman mientras no compuebe con claridad que el problema de la violencia se sustrae del tráfico electoral y de la dialéctica poder-oposición.
El camino de la paz y de la normalización política puede ser largo y complicado. El PNV considera una prioridad política consegir esa paz, y conseguirla por el camino más corto posible, en un marco de dignidad y de libertad.
Como decíamos en 1992 "el riesgo de fracaso no tiene parangón con cualquier beneficio para la paz, por mínimo que sea".
Finalmente, si el PNV no ve esfuerzo real por conseguir la paz, no dudará en buscarla por su cuenta, aunque sea con la brújula en la mano, porque es la PAZ el primer deseo y el primer mandato de nuestro pueblo.
(SERVIMEDIA)
27 Abr 1995
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