Rueda indicó que la península italiana es una zona de alta sismicidad, ya que por ella discurre el contacto entre la placa africana y la euroasiática, motivo por el cual en ese país se han registrado regularmente terremotos con efectos catastrófico.

Sin embargo, aseguró que "no existe posibilidad alguna de que los temblores repercutan y afecten en las zonas de mayor riesgo sísmico de España".

Aunque el último terremoto alcanzó una magnitud de seis grados, el responsable de la Red Sísmica española indicó que los daños que están provocando estos terremotos, tanto en vidas humanas como materiales, están motivados fundamentalmente porque son muy superficiales, más que por su magnitud.