A juicio de esta organización el bienestar emocional de los niños y niñas afectados por el desastre es tan preocupante como cubrir sus necesidades materiales de emergencia como medicinas, alimentos y refugio.

La especialista de Unicef en psicología clínica infantil Ingrid Leth ha afirmado que "la primera reacción de un niño -miedo- se desvanece rápidamente. Esto puede dar a los adultos la impresión de que los niños no están afectados. Sin embargo, éste no es el caso. Los niños están extremadamente atentos a las reacciones traumátcas de sus padres. Y los traumas experimentados por los padres tendrán un gran impacto sobre los niños, amenazando su sentido básico de seguridad".

El equipo de Unicef, que ya se encuentra en Turquía, está compuesto por especialistas de salud y nutrición, agua y saneamiento, así como por un experto en sociología y psicología infantil.

La misión de este grupo será valorar las necesidades de los niños y mujeres afectados por el terremoto, y con los datos obtenidos diseñar un plan a largo plazo paraayudarlos a afrontar el impacto emocional del siniestro.