Según cifrs de la Dirección General de Migraciones, en 1991 había en nuestro país cerca de 520.000 extranjeros en situación legal.

El mencionado informe cuantifica en unas 167.000 las mujeres de países subdesarrollados que viven en el Estado español, ya sea regular o clandestinamente, lo que representa el 44 por ciento de los inmigrantes de esas naciones.

La investigación de la Fundación CIPIE se desarrolló en 2 fases: una inicial, dedicada a averiguar las características globales de la población extranjer en España, con el fin de conocer la proporción que representa la inmigración femenina del Tercer Mundo dentro de ese colectivo, y la segunda consistente en entrevistar a una muestra de 429 mujeres.

El colectivo mayor es el de las iberoamericanas, que representan el 45 por ciento del total, seguidas de las filipinas (23 por ciento) y de las marroquíes (15 por ciento). El resto de las africanas suponen el 9 por ciento, mientras que las demás asiáticas alcanzan el 8 por ciento.

Las mujeres filipina, marroquíes y otras africanas pueden considerarse como "inmigrantes económicas", según el informe de CIPIE, mientras que las procedentes de los países del Cono Sur americano, emigradas en la década de los 70, las afganas e iraquíes, entre otras, salieron de sus países por motivos políticos.

Por regla general, la mayoría viven solas o, al menos, no en un núcleo familiar regularmente constituido y dependen exclusivamente de sus propias fuerzas para salir adelante.

HIJOS EN SU PAIS

El 69 por cieno de las mujeres inmigrantes están casadas con varones de su propio país y la mayoría dejan los hijos en su país de origen, pero también existe una alta proporción de solteras en algunos colectivos (el 44 por ciento en las africanas y el 60 por ciento en las filipinas). Los matrimonios mixtos con españoles son frecuentes para las mujeres del Cono Sur (22 por ciento) y otras iberoamericanas (25 por ciento).

Las latinoamericanas, y especialmente las procedentes del Cono Sur, tienen un grado de instruccin muy elevado, seguidas de las filipinas, de las que el 34 por ciento ha terminado la enseñanza secundaria y el 17 por ciento ha llegado a la universidad. Por el contrario, cerca del 30 por ciento de las marroquíes son analfabetas, al igual que las demás africanas, situación que se agrava por el desconocimiento del idioma.

Según el citado estudio, "la mujer del Tercer Mundo en España se encuentra discriminada laboralmente, no ya frente a los ciudadanos nacionales o comunitarios, sino frente a los hombes de sus mismos países de origen".

Las mujeres inmigrantes trabajan mayoritariamente en sectores que tradicionalmente son proclives a la economía sumergida: comercio y servicios. Las iberoamericanas se emplean principalmente en la artesanía, la hostelería y la venta ambulante, mientras que las filipinas, marroquíes y dominicanas se dedican a la limpieza y al servicio doméstico.

El muestreo indica que un 60 por ciento de las inmigrantes se sienten poco o nada integradas en la sociedad española. El equipo investigador propone que, a la hora de recoger los datos oficiales y de su tratamiento informático se diferencien los sexos, así como que la Administración, en coordinación con las organizaciones no gubernamentales, promueva campañas de sensibilización de la opinión pública.