ETA

UN TEÓLOGO VASCO DICE QUE LAMENTAR ASESINATOS COMO EL DECARRERO BLANCO AYUDARÍA A DESLEGITIMAR LA VIOLENCIA DE ETA

MADRID
SERVIMEDIA

Arrepentirse de haber celebrado asesinatos como el de Carrero Blanco ayudaría a la sociedad vasca a "deslegitimar" la violencia de ETA, según Javier Vitoria, sacerdote y teólogo de la Universidad de Deusto, quien sostiene que este ejercicio podría contribuir también a que los terroristas empezaran a asumir el valor de la "vida humana".

Este teólogo vasco reflexiona de esta manera en un artículo, recogido por Servimedia, que aparece publicado en el último número de la revista del colectivo Gesto por la Paz, en el que se analizan qué pasos deben darse en la sociedad vasca para deslegitimar definitivamente la violencia etarra.

En este sentido, en un artículo titulado "La sinrazón de la violencia terrorista", el sacerdote Javier Vitoria afirma que "también en tiempos de 'alto el fuego permanente', o quizás ahora más que nunca, hemos de deslegitimar la violencia política de ETA, es decir, condenarla como arma política".

Según este teólogo de la Universidad de Deusto, "mantener viva la memoria de la magnitud de los daños de la barbarie etarra y la extrema indefensión de sus víctimas, resulta imprescindible para deslegitimar la violencia también en el proceso de paz, si es que éste se pone en marcha".

En este contexto, Javier Vitoria se refiere al terrorismo durante la época de Franco y asegura que "la Historia ha demostrado que la legitimación de la violencia en situación dictatorial franquista es falsa", al tiempo que añade que "a muchos ciudadanos de este país nos toca reconocer y aceptar nuestra propia complicidad con ella".

A este respecto, destaca que hay muchos que concedieron "más fácilmente la presunción de inocencia a la 'justicia retributiva' etarra que al sufrimiento de las víctimas". "El 'dios-ETA' se limitaba a impartir justicia y castigar al culpable", se lamenta este sacerdote, quien añade que esto permitía justificar la "muerte, secuestro, extorsión, difamación" de otras personas.

"Hoy todavía recuerdo con especial desasosiego", destaca este teólogo, "las veces que en las plazas de Euskadi festejamos y ritualizamos la muerte de un ser humano, Carrero Blanco, lanzando al aire una prenda de vestir mientras nos dejábamos acompañar por la música de Urko. Necesitamos hacer este reconocimiento para ayudar a deslegitimar definitivamente la violencia".

Añade, al respecto, que "este ejercicio será un auxilio impagable a la necesidad que tienen los victimarios (por los terroristas) de recuperar el valor de la vida humana. Ellos han matado. Y en ese hecho hay algo irreversible". "Soportar la amarga memoria de esas historias y cargar con ellas", continúa, es dificilísimo para los verdugos. Resulta más cómodo tratar de olvidarlas. Pero sin su reconocimiento los victimarios no podrán retornar verdaderamente a una conciencia humana, aunque se les acerque a cárceles vascas y se les amnistíe".

(SERVIMEDIA)
20 Mayo 2006
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