TEOLOGO JESUITA DICE QUE LA HOMOSEXUAIDAD NO DEBE SER OBSTACULO PARA LA VIDA CONSAGRADA, MIENTRAS SE RESPETE EL CELIBATO

MADRID
SERVIMEDIA

Carlos Domínguez Morano, jesuita, psicólogo y profesor de Teología de la Universidad de Granada, considera que "la condición homosexual no debería convertirse en óbice para una opción celibataria asumida por motivos religiosos".

Domínguez expresa esta postura en una colaboración sobre la homosexualidad en la vida consagrada publicada en la revista "Vida Religiosa", de los misioneros clretianos.

A su juicio, "los problemas de la homosexualidad en la vida consagrada masculina y femenina no se solucionan con medidas radicales, como la exclusión de las personas homosexuales con vocación religiosa o la adopción de un mayor control en la admisión de los candidatos y candidatas".

"No podemos obviar un hecho incontestable: que siempre existieron sujetos homosexuales, tanto en la vida consagrada masculina y femenina como en el ministerio sacerdotal, muchos de los cuales acertaron a vivr su vida religiosa con idéntica integridad, dedicación y nivel de conflictividad que el resto de las personas consagradas", asegura Domínguez.

En su opinión, "hay una cuestión de fondo más importante aún que la de si la homosexualidad puede razonablemente ser mantenida o no al margen de la institución religiosa y eclesial. Se trata del contrasentido evangélico que puede suponer la marginación de un grupo humano que, a lo largo de la historia, fue perseguido de modo tan inmisericorde".

El psicóloo jesuita, autor de varios libros y numerosos artículos sobre la afectividad en la vida religiosa, declara que "más vale un homosexual sano que un heterosexual neurótico", al tiempo que denuncia un prejuicio bastante extendido según el cual las personas homosexuales difícilmente pueden vivir sin llevar a cabo una práctica de su tendencia sexual.

(SERVIMEDIA)
09 Mayo 2003
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