La investigación publicada en "Revista de Cardiología", señala que existe una franja de confort términco, situada entre 20 y 26 grados, en la qe se producen menos infartos, y que el estrés térmico comienza por debajo de los 10 grados centígrados y por encima de los 26 grados.

Con estos datos se realizó el estudio "Influencia de los cambios meteorológicos en la incidencia del Infarto Agudo de Miocardio", en el que se comprobó que en la ciudad de Valencia el incremento de la humedad relativa y el descenso de la temperatura mínima se asocian a esta patología, y que las variaciones de presión atmosférica se acompañan de variaciones en la incidenia del infarto.

En estos momentos, el Instituto Nacional de Meteorología participa en dos estudios multicéntricos sobre contaminación atmosfética y mortalidad realizado en colaboración con la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid; y en el Proyecto Iberica (Investigación, Búsqueda Específica y Registro de la Isquemia Coronaria Aguda en España).

Una serie de condiciones atmosféricas pueden estresar el cuerpo, según afirman los meteorólogos, como el intercambio de calor, las radiaciones soares, la humedad atmosférica y la contaminación del aire.

PRONOSTICO BIOMETEOROLOGICO

Desde hace algunos años se estudia la relación de estos fenómenos con la salud humana. Los pronósticos biometeorológicos se están haciendo ya de una forma habitual en Alemania y Canadá para advertir sobre olas de frío; y en países calurosos para evitar la exposición directa a los "golpes de calor".

El Instituto Nacional de Meteorología señala que existe una incidencia de los sistemas frontales con otros probleas de salud. La depresión está relacionada con la baja actividad geofísica; la migraña con las tormentas y el viento cálido y seco; los infartos con los pasos de frentes, el estrés térmico o una gran actividad geofísica.

Los suicidios aumentan con la ausencia de atmosféricos, baja actividad geofísica y vientos a sotavento de montaña. Los cólicos renales se asocian con los cambios de masas de aire, y los hepáticos, después del paso de masas frías y húmedas.