El informe señala que en la Península Ibérica el aumento de la temperatura media oscilará entre 3,2 y 4,8 grados centígrados, aunque en la zona oriental de la comunidad andaluza podría subir casi 6 grados centígrados en el 2080.

La investigación se basa en el análisis de cuatro escenarios posibles en función de la evolución de las emisiones. Los resultados indican que a nivel mundial se producirá un ritmo de calentamieno hasta el 2100 de entre 0,1 y 0,4 grados centígrados por década.

Respecto al aumento del nivel del mar, los escenarios sobre los que han trabajado los científicos sugieren un incremento mundial medio de entre 2 y 10 centímetros por década, mucha más rápido que el observado en el último siglo, que se sitúa entre 1 y 2 centímetros.

En España, el aumento de las temperaturas será más notable en el sudeste que en las regiones costeras del Atlántico y Portugal, y mayor en verano que en invierno. Las pecipitaciones disminuirán un 5 por ciento en el mejor de los casos y un 15 por ciento en el escenario más pesimista, aunque el invierno será más húmedo, mientras que el resto de las estaciones serán más secas que en la actualidad.

El cambio climático afectará negativamente a los ecosistemas peninsulares, ya que a finales del próximo siglo el informe de WWF/Adena prevé una elevación del nivel del mar que oscilará entre los 20 y los 110 centímetros.

Sin embargo, el análisis advierte que las variacines de las temperaturas y en el régimen de precipitaciones no sólo afectarán a los ecosistemas, ya que los recursos hídricos escasearán incluso más.

En este sentido, señala que algunas grandes ciudades españolas, especialmente de la mitad sur, podrían ver comprometido su suministro de agua para consumo humano y algunas playas turísticas quedar inundadas.

Además, un clima más cálido favorecería la invasión de la península por enfermedades tropicales como el cólera y el paludismo.