Desde hace tiempo, Coghill se dedica a estudiar y advertir de las consecuencias del uso de teléfonos móviles. Anteriormente había vinculado éstos a otros problemas, como la cefalea o la pérdida de memoria en los usuarios.

Sus estudios señalan que las microondas de estos aparatos perjudican a los linfocitos, impidiéndoles realizar su labor protectora del sistema inmunológico. De esta manera, no pueden combatir adecuadamente las infecciones.

El biólogo observó en sus pruebas que sólo el 13% de esas células expuestas a las radiaciones de los teléfonos permanecían intactas después de un período de 7 u 8 horas. Además, Coghill recuerda que el sistema inmunológico del cuerpo está parcialmente sometido a campos electromagnéticos.