El suceso ocurrió el pasado día 9 de junio, cuando el veterinario entró en la cámara "a escondidas", según los representantes del matadero, pra estudiar unas reses que supuestamente estaban en mal estado.

Dado que eran las tres de la tarde, el ordenanza del matadero procedió al cierre automático de las cámaras, dejando al veterinario dentro. Según el presidente del matadero, Manuel del Busto, el encerrado llamó por teléfono a una veterinaria amiga, para "que no le descubrieran" al salir de la cámara, pero no le fue posible.

Estos hechos han desatado la polémica. Los veterinarios aseguran que el matadero les presiona para vender reses ue no cumplen las condiciones sanitarias necesarias, algo que niegan los directivos de las instalaciones de sacrificio de ganado. Ambas partes han interpuesto ya la correspondiente denuncia por los hechos sucedidos.