Frente a las informaciones que recientemente han dicho que Telefónica y Auna ya están vendiendo a otras empresas datos de sus clientes tras recabar su autorización tácita, Piñar precisó que mientras no les consta lo que pueda estar haciendo Auna, en el caso de Telefónica están a punto de publicar un informe que considera "correcta" su actuación.

La operadora pidió primero un dictamen a Protección de Datos solicitando los requisitos que debía cumplir para tratar datos de sus clientes a petición de otras empresas, pero sin cedérselos, es decir, enviando la propia Telefónica la publicidad de esas empresas a quienes encajan en el perfil requerido.

Ello obligó a Telefónica a modificar algunos de sus planes iniciales, como el pedir el consentimiento en una carta distinta de la comunicación con la facturación bimestral, y tuvo que incluirla junto con la factura, integrada en ella, de forma que la carta llevara los datos identificativos de cada abonado.

Otra condición que Protección de Datos impuso a la compañía fue que el cliente no sólo pudiera negarse al tratamiento de sus datos mediante un escrito que tuviera que enviar por correo, sino que también pudiera hacerlo mediante una llamada a un teléfono gratuito (un 900 y el 1004).

El resultado es que Protección de Datos tiene constancia de que todos los clientes de Telefónica han sido consultados de forma inequívoca sobre las intenciones de la operadora acerca de sus datos y que quienes no digan nada es porque dan su consentimiento tácito al tratamiento con fines comerciales de sus datos.

Todo ello sin perjuicio de que cualquier cliente ejerza su derecho de cancelación del permiso y pida a la compañía que le excluya del tratamiento de datos.