Desde este pasad jueves, las autoridades pusieron en marcha un nuevo dispositivo que incluía un helicóptero, la incorporación de perros rastreadores y motoristas, "por si estas personas se encontraran fuera del embalse de Valmayor", según señalaron fuentes de la Delegación del Gobierno en Madrid.

A las siete de la tarde, los únicos resultados de la búsqueda seguían siendo los dos coches de los piragüistas, aparcados en la orilla del pantano, unos zapatos y unos calcetines.

Las positivas condiciones climatológica de los últimos días han favorecido las labores de búsqueda de los desaparecidos que, según la hipótesis barajada por la Guardia Civil, naufragaron el pasado sábado 23 cuando probaban una embarcación que habían adquirido recientemente.

Sin embargo, la climatología favorable quedó contrarrestada por dificultades adicionales, como la profundidad del pantano (unos 50 metros en su cota máxima), la abundante vegetación del fondo o las características de aguas del pantano, frías y turbias.

En las operaiones de rescate, que se suspenden todos los días al anochecer por la falta de luz para reanudarse al amanecer, participan los Equipos Especiales de Salvamento de la Guardia Civil, fuerzas rurales de Galapagar, Valdemorillo y El Escorial, buceadores del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas y miembros de Protección Civil, además del ya mencionado equipo de tierra.

El día del suceso, el pantano presentaba un aspecto impresionante, con vientos de gran velocidad y las aguas enbravecidas, de modo que en palabras del teniente Ortega, responsables de la Benemérica en la búsqueda, más que un lago, parecía "el Cantábrico enfurecido".

Ante la situación, el ayuntamiento de Valdemorillo había colocado señales visibles para prohibir el acceso a las aguas del embalse.