Dicha Confederación calificó el año 1994 como "muy malo" para el sector, ya que a esta caída de la facturación, se suma que numerosos talleres no han tenido beneficios, generando incluso pérdidas.

Para 1995, los talleres se mostraron pesimistas, ya que argumentaron que si la previsión es qe aumente el consumo, crecerá la compra de automóviles nuevos y no su reparación, ya que "la mentalidad española es más de consumo que de ahorro".

En cuanto al empleo, está evolucionando con "estabilidad o goteo a la baja en términos generales", ya que si bien ha crecido el número de talleres, cada vez hay menos inversión en mano de obra y el que se crea es autoempleo.

A su juicio, los dos principales problemas del sector, son la "competencia desleal o ilícita y la falta de concienciación del usurio hacia la conservación de su automóvil".

Por eso, los talleres pidieron la potenciación del sistema de inspección (ITV), la realización de campañas de mentalización del usuario, subvenciones públicas para facilitar la formación de los emprearios, inspección de talleres ilegales y la exigencia de capacitación profesional para apertura de nuevos talleres.