En una rueda de prensa celebrada en el Congreso, Amarillo subrayó que muchas generaciones de españoles han invertido en Tabacalera desde el siglo XVII, por lo que al Ejecutivo le resultaba "muy duro privatizarla vendiéndola directamente a Seita".

Por este motivo, argumentó Amarillo, el Gobierno buscó "una transición" en la que se ha producido "un movimiento especulativo bursátil que ha producido pingües beneficios a los accionistas" de Tabacalera.

Amarillo aseguró que se etán cumpliendo los temores del PSOE acerca de un "adelgazamiento" del tejido industrial de la empresa, con cierre de fábricas y reconversión de la plantilla, y advirtió de que Tabacalera dejará de ser una productora de tabaco para convertirse en una mera distribuidora, en un proceso que perjudicará a los cultivadores y a los empleados.