La Audiencia Provincial de Cádiz le condenó a 6 años de prisión por seis delitos consumados de agresión sexual (un año por cada uno) y a seis meses por otro más en grado de tentativa. Sin embargo, el Tribunal Supremo considera que dos de ellos fueron en realidad abuso sexual.

Tras afirmar que "queda fuera de toda duda la inexistencia de consentimiento por parte de ls víctimas", el Alto Tribunal explica que, en el caso de la estudiante sueca, la víctima "reaccionó golpeando en el rostro a su agresor, que se dió a la fuga". Por tanto, "no se aprecia una fuerza física con entidad suficiente para doblegar la voluntad" de la mujer.

En el otro caso, el Supremo señala que, "aunque el propio acusado reconoce la realización de tocamientos que afectan a su libertad sexual sin que mediara consentimiento", lo cierto es que el hecho de que la víctima no acudiese a declarar e el juicio hace que no se pueda demostrar la violencia o intimidación propia de la agresión sexual.

Por esta razón, el Supremo absuelve a Manuel Ramírez Ramírez de dos delitos consumados de agresión sexual y le condena por otros dos de abuso sexual, por lo que le impone 12 meses de multa por cada uno de ellos.

HECHOS

Los hechos ocurrieron en Cádiz, entre el 18 de noviembre y el 2 de diciembre de 1996, cuando el acusado, Manuel Ramírez Ramírez, realizó, "con intención lúbrica", tocamientos a dossuecas que estudiaban baile andaluz, a una joven de 18 años y a cuatro menores de edad, de entre 16 y 12 años, una de las cuales fue abordada cuando se dirigía al colegio. Los sucesos se produjeron en horas que oscilan entre las tres menos veinte de la tarde y las nueve de la noche.

Según consta en la en la sentencia, el acusado se acercó a sus víctimas y forcejeó con ellas. A una de las suecas, de 22 años, le preguntó abiertamente si "quería follar" con él, mientras que a las otras, o bien las "agarr súbitamente", las "apartó a la fuerza hacia un muro" para tocarles los pechos y los genitales.

El acusado, mayor de edad y sin antecedentes penales, tuvo que darse a la fuga en seis de las siete ocasiones sin poder llegar a más, dado que las víctimas o bien se defendieron por sí mismas, golpeándole en la cara o gritando o bien contaron con la ayuda de los viandantes.

El acusado fue detenido el 2 de diciembre de 1996, después de que unos transeuntes vieran cómo cogió por la fuerza a una niña de 1 años que se dirigía al colegio, con el fin de apartarla a un lado para tocarla. Los viandantes le retuvieron hasta que llegó la policía.