EL SUPREMO RATIFICA LA CONDENA DE 15 AÑOS AL SARGENTO MIRAVETE POR MATAR A UN CABO DE UN DISPARO

MADRID
SERVIMEDIA

El Tribunal Supremo ratificó hoy la condena de 15 años de prisión impuesta al sargento primero del Ejército de Tierra Juan Carlos Miravet por provocar la muerte del cabo Samuel Ferrer Caja, de 19 años, al disparar su arma en la noche del 18 de abril de 1997, cuando se encontraba bajo los efectos del alcohol.

La Sala Quinta del Alto Tribunal desestimó hoy los 19 motivos del recurso presentado por la defensa del sargento contra la sentencia del Tribunal Militar Tercero de Barcelona, que además de condenar a la cárcel a Miravete le obligó a darse de baja en las Fuerzas Armadas y a pagar una indemnización de 25 millones de pesetas a los pares del fallecido.

El suceso ocurrió la madrugada del 19 de abril de 1997 en la cantina de la Compañía de Esquiadores y Escaladores (CEE) del destacamento de Candanchú (Huesca). El sargento, que según la sentencia del Tribunal Militar había bebido vino, cuatro latas de cerveza y varias copas de pacharán, adoptó una actitud "improcedente y desconcertante" para los soldados, algunos de los cuales se inquietaron e intentaron marcharse, pero Miravete les pidió que se quedaran.

Después de hacerles reaizar diferentes demostraciones, como flexiones y ejercicios de defensa personal, el sargento sacó su arma reglamentaria, una 'Luger' del calibre 9 milímetros, con la que apuntó a varios soldados. Posteriormente, pidió a uno de ellos, el cabo Ferrer, que cargara y montara la pistola y apuntara a sus compañeros.

El cabo obedeció a su superior, que después le pidió que le apuntara a él mismo, cosa que Ferrer hizo, y le disparase, a lo que se negó. El sargento le arrebató la pistola e hizo amago de enfundrla, pero inmediatamente, sin mediar palabra, la volvió a sacar y apuntó al pecho del soldado a escasa distancia.

Ferrer, que creía que le quería volver a entregar el arma, extendió su mano, pero no llegó a tocarla porque Miravete apretó el gatillo y disparó. La bala atravesó el cuerpo del cabo, que murió poco después.

En ese momento, después de intentar reanimar a su víctima, el sargento empezó a buscar el casquillo de la bala, que se guardó en el bolsillo para tirarlo después por el inodoro. Unsoldado le vió hacerlo y se lo comunicó a la Policía Judicial, que de este modo pudo encontrarlo y recogerlo.

Poco después de lo sucedido, Miravete subió a los alojamientos de los soldados, donde se habían agrupado algunos de los que presenciaron los hechos, y les comunicó que ya les diría lo que tenían que explicar respecto a lo ocurrido. Uno de los soldados le respondió que eso dependía de lo que les pidiera, ante lo que el sargento le agarró por el cuello y se llevó la mano a la cartuchera, ya vací. Luego abandonó el lugar.

El Tribunal Supremo rechaza todos los argumentos esgrimidos por la defensa del sargento contra la sentencia que le condenó, y confirma la condena impuesta por el Tribunal Militar por el delito de maltrato de obra a inferior con resultado de muerte, tipificado en el Código Penal Militar.

(SERVIMEDIA)
05 Sep 1999
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