El Supremo considera que el condenado obró con "intención maliciosa" en sus reiterados intentos, lo que supone "un atentado contra la integridad moral de la persona".

Recrimina duramente al sargento por considera "leves" los hechos sucedidos y asegura que revisten la "gravedad suficiente para considerar afectada la integridad moral de quien sufría tales comportamientos, los cuales, además, eran susceptibles de vejarla y humillarla, al ser tratada como simple objeto de apetencias seuales".

Los hechos a los que se refiere la sentencia tuvieron lugar en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), donde ambos estaban destinados. El sargento, que ejercía de suboficial de control, inició una patrulla acompañado de la soldado, para lo que previamente había prohibido a otro soldado participar en la guardia.

Durante una patrulla en coche le dirigió las frases "podemos hacernos un masaje" y "que guapa estás", además de proponerle relaciones sexuales, a lo que ella se negó.

Lueo, al revisar un hangar "la agarró por los brazos empujándola contra una pared e intentó besarla, cesando en su empeño al ser rechazado".

Al terminar el servicio, mientras la soldado dormía en un local para los soldados "fue abordada por el sargento, el cual se le echó encima, abrazándola y cayendo sobre una mesa allí existente, siendo también rechazado."

Tras todos estos intentos, la soldado profesional se sintió "humillada" y lo puso en conocimiento de sus superiores.