En una sentencia, los magistrados explican que cuando el médico, Alfredo Estalella, llegó al Hospital, el parto se encontraba ya en su fase final. En ese momento, el niño sacaba la cabeza con el cordón umbilical apretando su cuello, lo que le provocó una parálisis cerebral irreversible.

En la actualdad, el niño presenta un desarrollo psicomotriz equivalente a una persona de 10 años y una deficiencia intelectiva severa que sitúa su inteligencia en la correspondente a un niño de tres años y medio. Estas deficencias son equiparables al estado vegetativo crónico.

Según explican los magistrados, "el parto de Ana Roig se realizó sin nigún tipo de asistencia facultativa hasta la llegada del médico, Dr. Estalella, durante la fase expulsiva del feto, una vez que este se hallaba ya coronado", lo que sucedó casi cinco horas después de que la embarazada acudiera a la Clínica Nuestra Señora del Pilar de Barcelona.

La comadrona durante el parto, Josefina López Satúe, no era la habitual asistente del equipo del Estalella, sino que era una amiga de la familia de la parturienta.