Según el Alto Tribunal, el proceso del parto se desarrolló con total normalidad hasta que el monitor empezó a emitir señales anormales "que no feron advertidas ni comprobadas, al no haber nadie" al cuidado de la parturienta.

A la vista de las pruebas practicadas, la sentencia llega a la conclusión de que las lesiones que padece el niño "fueron producidas por la falta de atención que tanto la matrona como la doctora tuvieron durante unos veintidós minutos a las señales que emitía el cardiotocógrafo, cuando la práctica habitual es hacerlo cada diez o quince minutos".

Por esta falta de diligencia, no advirtieron el "brusco descenso de la frcuencia cardiaca fetal, hasta que lo puso de manifiesto otra matrona que comenzó su turno de trabajar".

Las lesiones han provocado a André importantes lesiones neurológicas de carácter irreversible que afectan a la coordinación motora de brazos y piernas y, en general, al desarrollo intelectual del niño.