La sentencia relata ue entre junio y julio de 1993, la empresa Unión Fenosa empleó el Tajo para la refrigeración de la central de la que es titular, lo que provocó un aumento de temperatura en las aguas de seis grados por encima del límite autorizado, fijado en treinta grados centígrados.

Este incremento de la temperatura, que no se justificó por causas naturales, con lo que "sólo obedecía a la conducta industrial agresiva" de Unión Fenosa, "actuó como determinante decisivo para ocasionar la mortandad masiva de las truchs que se producían en las instalaciones" de la piscifactoría Piszolla S.L.

Por ello, el juzgado de primera instancia de Guadalajara condenó a la compañía eléctrica a indemnizar con 62.371.506 pesetas, más los intereses legales, a la empresa propietaria de la piscifactoría, sentencia que fue confirmada por la Audiencia Provincial de Guadalajara y, ahora, por el Supremo.

EXTREMAR LAS PRECAUCIONES

El Alto Tribunal resalta que Unión Fenosa "no obtuvo autorización para rebasar el referido límite de 0 grados, y dejó también de cumplir la previsión impuesta en la concesión de construir una torre de refrigeración, si bien la instaló después de los hechos".

El Supremo subraya que "las centrales nucleares representan por sí mismas un riesgo notorio que impone adoptar todas las medidas, incluso sobrepasando las reglamentarias, para evitar que su funcionamiento resulte negativo a las personas o a las cosas".

Esto obliga a los responsables de este tipo de instalaciones a extremar las medidas de preaución ante una "grave catástrofe ecológica", pues "en estos casos no cabe hablar de excesos en la previsión, sino más bien de necesidades imperiosas".