El Alto Tribunal argumenta en su sentencia, a la que tuvo acceso Servimedia, que la menor no aportó ante el juez de instrucción todos los detalles que había denunciado a la Guardia Civil y la Dirección General de Protección del Menor y la Familia, por lo que exime al padre del delito de agresión sexual para condenarle sólo por abusos.

La sentencia se refiere a varios episodios que tuvieron lugar en Gran Canaria, a patir de diciembre de 1995, cuando el acusado empezó a cometer abusos deshonestos sobre su hija, que entonces tenía 14 años, pese a la "resistencia activa desplegada por ésta".

La sentencia anulada relata además que, en julio del año siguiente, tras realizar tocamientos a la menor, el padre intentó que ella hiciera lo mismo. Ante la negativa de la hija, intentó violarla en dos ocasiones, algo que la víctima logró evitar fingiendo un desmayo, lo que obligó a su padre a desistir.

El Supremo anula la entencia dictada por la Audiencia Provincial de las Palmas por considerar que el intento de agresión sexual que la menor había relatado no puede considerarse probado porque no volvió a contarlo durante el juicio oral, y en este caso los dictámenes psicológicos y periciales "no tienen validez".

Por ello, limita su condena a los episodios reconocidos por el propio acusado, que admitió haber realizado tocamientos a su hija en los pechos y los genitales, pero no da por válida la denuncia de la niña, los dctámenes psicológicos y las manifestaciones de la madre y de la tía de la menor respecto a los intentos de agresión sexual.