López, tras declarar como perjudicado en la investigación que mantiene en curso la Audiencia Nacional sobre este ataque, declaró a Servimedia que "si el vehículo hubiera estado blindado por abajo, las consecuencias no hubieran sido estas".

A su juicio, si el blindaje del vehículo hubiera sido total, el efecto de la explosión hubiera producido "roturas pero llegar a morir creo que no".

El atentado, perpetrado con un artefacto activados a distancia al paso del vehículo blindado (BMR), provocó que se le amputara a López su pierna izquierda, operación que se hizo en el propio Hospital Role 2 en la Base de Herat (Afganistán).

El soldado denunció también ante el magistrado en Albacete, que le tomó declaración por orden del juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno que investiga el caso, que los inhibidores "no funcionan" porque "con el calor se rompen". Y que los chalecos antifragmentos también estaban rotos", añadió su abogado.

Además, el militar, que actualmente está en activo aunque sin destino, destacó el "poco apoyo" que recibe desde el Ministerio de Defensa y de las Fuerzas Armadas, salvo de sus compañeros de unidad.

El atentado del 24 de noviembre de 2007 fue perpetrado con un artefacto activado a distancia con cable y acabó con la vida de los militares de la Brigada Paracaidista del Ejército de Tierra español Germán Pérez Burgos y Stanley Mera Vera y del intérprete afgano Rohulah Mosavi, que les acompañaba en un Blindado Medio de Ruedas (BMR).

El abogado de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), Mariano Casado, que le da cobertura jurídica en el caso, indicó a Servimedia que el militar también informó al juez que días antes del ataque, el contingente italiano sufrió un atentado similar pero no tuvieron bajas ya que contaban con los medios adecuados.