Sumario del `caso Ucifa' (2) ----------------------------
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La declaración del capitán de l Guardia Civil Jesús Narciso Núñez Calvo, reclamado reiteradamente por el comandante Pindado desde la Comandancia de Melilla, ofrece algunas claves para afirmar que la Unidad central de investigación fiscal y antidroga (Ucifa) funcionaba realmente como un clan en que a partir de 1990, fecha de jubilación del coronel Ayuso, manda el comandante Pindado.
Cuenta este oficial al juez Baltasar Garzón que llegó a la unidad entre el 12 o el 15 de marzo de 1991 a ocupar la vacante de jefe del Grupo Central de a Ucifa, después de que Pindado le hiciera "5, 6 o 7 llamadas" para que aceptara ser su "número dos". No obstante, pronto se da cuenta de que "las cosas no son como tenían que ser".
Juez Garzón: ¿Qué quiere decir?
Capitán Núñez: Ello quiere decir que yo no dependo ni despacho con el coronel Garabito, sino que dependo y despacho con el comandante Pindado, aunque el comandante Pindado no es el jefe, me refiero teóricamente, sobre los papeles. (...) Llego allí y me encuentro, bueno, una unidad compltamente desecha, en el sentido de que era una unidad que hacía más de dos años que ningún capitán quería ir a mandar allí y la vacante que yo acepté por Pindado se había anunciado por lo menos 5 o 6 veces en los últimos dos años para que un capitán quisiera mandarla.
JG: ¿Cuándo comienza realmente a trabajar?
CN: Empiezo...Mi primera toma de contacto es una operación que se estaba llevando en esos momento en el hotel Aguamar, en Madrid. Las instrucciones que recibo del comandante (Pindado) son mu claras: "tu vas allí por la tarde, escucha, mira y vete aprendiendo. Olvídate de que tú eres capitán, que lo mande el sargento Gonzalo a los cabos en cada momento que hay allí.
(En su declaración, un agente antiterrorista identificado con el número 1170284 y trasladado desde San Sebastian relata cómo Pindado le manda abrir en la Ucifa un paquete de cocaína y sustituirla "por otros objetos que pesaran lo mismo y que tuvieran el mismo aspecto, con el fin de dejarlos continuar en una entrega controlada,y si por casualidad se perdían, que fueran los paquetes que no contenían la sustancia". Posteriormente, este mismo agente cuenta que Pindado le ordenó hacer la misma operación "29 veces más" y que el sargento Gonzalo participa en este cambio. Gonzalo le sugiere posteriormente que le enseñe a abrir correspondencia).
El capitán Núñez sigue describiendo a Garzón cómo fueron sus primeros días en la unidad y como "los contactos los hacía Ramón del Temple (principal confidente, junto a "los Dalton") con el uardia civil que estaba asignado del comandante Pindado". Los agentes de confianza de Pindado son, en ese momento, los ahora "arrepentidos" Doroteo Gómez Porras, que se hacía pasar por sobrino de Ramón del Temple con el alias de "Carlos", y Vicente Domínguez Serrano.
El oficial de la Benemérita cuenta también cómo un traficante, Jaime Maldonado, le entrega a Del Temple un millón de pesetas en el hotel Convención, de Madrid.
JG: De esos dineros, de ese millón de pesetas, cien mil parece ser que sele remiten a Otto Mezke (otro traficante) y de las novecientas mil restantes, las reparte entre Temple?
CN: Eso fue
JG: ¿Y 450 mil pesetas para Vicente (el guardia Domínguez Serrano)?
CN: Sí, eso fue lo que dijo Temple, aunque a mí las cuentas no me cuadran en principio (La siguiente escena se produce en el domicilio de Temple e intervienen éste y el guardia delante de un testigo, que convivía con el confidente). Cuando se va al cuarto de baño, según Temple, no recuerdo ahora mismo, lo he ledo o me lo dijo a mí el comandante Pindado, en alguna conversación que tuvo posteriormente con Temple, el guardia Domínguez sacó la pistola, la montó, le metió la pistola en la boca (a Temple) y le dijo: "Como alguna vez digas algo de este dinero, te vacío el cargador en los cojones".
SEXTO SENTIDO
El capitán Núñez narra también las sospechas que tuvo después de una incautación de una entrega de 10 kilos de cocaína en el hotel Lievany, de Madrid, en la que desaparecieron dos kilos del alijo. Núñez n sabe que Miguel Cobos actúa de intermediario para Ramón del Temple y Luis Ezquerrecocha, y ordena actuar contra él, además de contra el "correo" colombiano, Jorge Coronel.
El oficial sospecha de algo raro cuando se hace la fotografía del alijo en las dependencias de la Ucifa, y asegura que mandó corriendo a dos números al hotel para ver si había quedado algo, sin saber que habían sido los guardias de Pindado, Domínguez y otros quienes habían colocado la droga en la habitación del hotel.
Es un hobre de Pindado, Doroteo Gómez Porras, quien le da las novedades: "No hay nada". "Y yo digo", reflexiona el capitán Núñez en su declaración ante Garzón, "bueno, la verdad es que a mí eso me mosquea un poco por un sexto sentido, vamos a entenderlo como un sexto sentido. Porque en el primer registro que intervino, pues a mí ya se me encendió por ahí". Y el juez Garzón le pregunta:
JG: Oiga usted, y a pesar de todas estas impresiones sobre irregularidades, ¿usted no comunicó nada, no?
CN: Todo al comndante Pindado
Cuenta también Núñez una operación que la Ucifa llevó a cabo en los días siguientes en unos apartamentos en la calle Galileo de Madrid, con la incautación de 30 kilos de cocaína. Es entonces cuando se da cuenta de que, al igual que ocurrió en el hotel Lievany, no llegan los compradores. "Eso es lo que yo en ese momento creía". Todavía no sospecha que las supuestas "entregas vigiladas" no son sino una presunta red de tráfico policial.
El capitán se sorprende también del poder que tine el confidente de Pindado, Ramón del Temple, que participa en los despachos de la Ucifa en la planificación de las operaciones. Hasta que Garzón le pregunta:
JG: Vamos a ver, señor Núñez, pero aquí ¿quién marcaba las pautas, el colaborador o el responsable del servicio fiscal?
CN: vergonzosamente, el colaborador, señoría.
JG: Pero, por lo que me está contando, era el colaborador el que marcaba el piso...
CN: Bueno, el colaborador.
JG: En cualquier caso, todas las actuaciones del olaborador eran hechas con la aquiescencia del responsable del servicio, es decir, el comandante Pindado...
CN: Sí, el comandante Pindado era el primero con quien se entrevistaba.
Más adelante, juez y testigo hablan sobre las entregas vigiladas en Barajas, y en otros lugares, y el capitán asegura que las órdenes de actuar en las entregas vigiladas solía firmarlas "el comandante Pindado con Garabito".
JG: ¿Y tenían conocimiento de que no era así, tal y como se describía la operación, como se ba a hacer?. Como era en realidad (supuesto tráfico policial).
CN: Yo, vamos... lo que ellos pensaban en ese momento, ya sí que no lo sé -"yo, ahora, señoría, no pongo la mano en el fuego por nada", declara en otro momento-. Lo que yo sí sé era que a mí me decían que había una organización que era para distribuirla.
JG: Bien, ¿y se utilizó la cobertura de la Fiscalía Antidroga en lo de la entrega controlada?
CN: Yo voy más allá señoría. Yo pienso que se utilizó no solamente la cobertura de l Fiscalía Antidroga, sino que se ha utilizado a guardias civiles y entre ellos me meto yo, que me he sentido engañado completamente en el tema éste, porque yo era (cuando estaba destinado en Melilla)... coger al desgraciado que ahora está viviendo durante tres años en Marruecos, el pobre desgraciado que va con la maletita.
(SERVIMEDIA)
16 Ene 1993
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