La apnea del sueño, síndrome relativamente poco conocido, podría afectar actualmente en nuestro país a más de un millón de personas. Según los expertos, el 40 por ciento de las personas que padecen esta enfermedad han sufrido percances de mayor o menor consideración mientras iban al volante.

"Las personas con apnea del sueño", según el doctor Nicolás González Mangao, jefe del servicio de Neumología de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, "suelen ser en su inmensa mayoría hombres, todos ellos grandes roncadores y con tendencia al exceso de peso, que por decirlo así, duermen pero no descansan, ya que padecen un trastorno respiratorio que impide la necesaria oxigenación del cerebro. La apnea es la interrupción de la actividad respiratoria superior a 10 segundos".

"A nuestras consultas llegan pacientes que sufren estas paradas hasta 400 o incluso 500 veces en una ola noche, con lo que esas personas puede afirmarse que han estado sin dormir, es decir, sin descansar prácticamente durante toda la noche".

El efecto de esa falta de oxigenación y mala calidad del sueño es que el paciente se levanta cansado, con la clara sensación de no haber dormido bien, malhumorado, falto de reflejos y sin ganas de ir al trabajo.

El doctor González Mangado recomienda a todas las personas afectadas por esta enfermedad que acudan al médico para que sea éste quien diagnostique s se padece o no apnea del sueño, en la seguridad de que hoy existen tratamientos eficaces para resolver o paliar en gran medida el problema.

Además, si se es consciente de ello, el paciente puede contribuir a su prevención modificando aquellos hábitos o elementos de su vida personal que propician este trastorno. En este sentido, el citado experto de Separ aconseja a estas personas prescindir del tabaco y el alcohol, así como evitar la automedicación de hipnóticos y sedantes, "ya que está claramente deostrado que tales factores favorecen las crisis".

También aconseja someterse a un tratamiento dietético, si así lo considera el médico, "toda vez que la obesidad es otro de los factores de riesgo más comúnmente implicados en esta enfermedad".

A juicio del doctor Nicolás González Mangado, "lo peor es que las horas sin oxigenación pueden terminar por generar importantes problemas cardiorrespiratorios, con el resultado de muerte súbita en determinados casos, así como propiciar accidentes de tráfico i el afectado tiene que conducir ese día".