La subvención media concedida asciende a 1,5 millones de pesetas para cada proyecto de reforma que, por érmino medio, no superó los 3,5 millones de inversión, según datos del Ministerio.

Según Pedro Solbes, la aplicación, a partir de 1989, del Real decreto de mejora de eficacia de estructuras agrarias ha hecho posible que la subvención media suba de las 305.000 pesetas con el anterior plan de ayuda, 1985-88, a los actuales 1,5 millones.

Durante el pleno y en respuesta a una interpelación urgente del Grupo parlamentario de Convergencia y Unió (CiU), Solbes se limitó a decir que el dinero "se paga", obre el retraso, si no suspensión, de las ayudas con el nuevo decreto.

El ministro reconoció que existe un cierto retraso en la ejecución de los pagos, pero se mostró contrario a establecer un nuevo sistema de compensaciones a los agricultores y ganaderos para que mejoren sus explotaciones, en tanto siga funcionando bien el sistema actual.

En opinión del ministro, gran parte de los problemas en el reparto de esas ayudas parte de la "inexperiencia" de los agricultores con relación a este sistema d financiación cuando se implantó, en 1989.

"Las ayudas deben ir al campo directamente y no a otros sectores relacionados que, aunque nos parecen absolutamente legítimos, creemos que no son los destinatarios finales de esas ayudas", concluyó el ministro

Por su parte, el diputado Ferrer, de CiU, dijo que el Gobierno actúa como un "mal pagador" de las subvenciones a los agricultores y criticó la rigidez de los inspectores que supervisan la concesión de la subvención al agricultor.

"Si pueden retarle 50.000 pesetas a la petición de cualquier agricultor para la obra más pequeña, lo hacen", afirmó.