El policía detenido, junto con su mujer, regentaba dos bares de copas en Torrejón, donde se distribuían sustancias estupefacientes y se blanqueaban los beneficios de la cocaína introducida a través del Aeropuerto de Barajas.

La banda se dedicaba principalmente al contrabando de cocaína, pero también realizaba otras actividades complementarias, como el blanqueo de capitales, la falsificación de documentos y el fomento de la inmigración clandestina mediante el amaño de matrimonios de conveniencia, entre otros delitos.

La operación policial permitió requisar en Madrid un envío de 17,235 kilos de cocaína procedente de Caracas y, mediante la colaboración con policías de otros países, intervenir 33 kilos de la misma sustancia en Perú y uno más en Bruselas.

Los empleados del aeropuerto implicados en la actividad de esta banda eran supervisores de empresas de "handling", conductores de jardineras (los autobuses que, desde los aviones, acercan a los clientes a la terminal), coordinadores de turno y maleteros.

De acuerdo con los resultados de la investigación, el subinspector daba cobertura a la organización y participaba en sus actividades de diversa formas: consultaba las bases de datos y ejercía como testaferro a través de los bares de copas "Los Rosales" y "Sabor a Caney", donde se traficaba a menudeo y se blanqueaban las ganancias de la banda.

Todos los detenidos, a excepción del policía, son de nacionalidad o de origen colombiano.

El juez encargado de la instrucción ha decretado el ingreso en prisión preventiva de 26 de ellos. El resto ha quedado en libertad con cargos y medidas cautelares para asegurar su presencia en futuras actuaciones judiciales.