Según informó hoy la Jefatura Superior de Policía, la menor tenía en su poder ocho gramos de esa droga distribuidos en dosis, adeás de un sello de oro y 90.000 pesetas en metálico.

Los funcionarios de la comisaría de Usera descubrieron a la niña frente a una chabola situada en la calle de la Paloma, ubicada en el centro de la barriada junto a otra infravivienda que ardió recientemente.

La menor estaba en ese instante con un drogodependiente, que le entregaba un anillo de oro a cambio de una papelina de heroína. Según informó a Servimedia un portavoz policial, la intervención fue tan rápida que la niña no tuvo tiempo a reacionar.

Los funcionarios comprobaron cómo la niña ocultaba en su bolsillo el dinero, producto del "papelineo", y ocho gramos de heroína con un elevado grado de pureza.

La menor fue llevada a la comisaría de Usera a la espera de que sus padres se presentaran a recogerla, lo que, sin embargo, no hicieron, encontrándose en paradero desconocido, por lo que la Fiscalía de Menores se hizo cargo de ella, a través del Grume.

Según el citado portavoz, entre los narcotraficantes que habitan en esas bariadas chabolistas es frecuente el empleo de niños, normalmente sus hijos, para realizar sus "negocios".

Así, se han dado casos, como ocurrió recientemente en el Cerro de la Mica, en el que los narcotraficantes arrojaron a bebés contra los agentes que iban a detenerlos para poder escapar.

Según las mismas fuentes policiales, suele ser habitual que, durante los registros en las chabolas de los "camellos", los niños salgan corriendo con algo escondido bajo sus ropas, que finalmente los funcionarios omprueban que es droga.

Tampoco es la primera vez que la Policía descubre a menores traficando con estupefacientes: hace unas semanas fueron sorprendidos también en La Celsa dos hermanos de 8 y 9 años cuando estaban "trapicheando" con estupefacientes.

En esos casos, sus padres suelen estar recluidos en las cárceles o vendiendo droga en algún otro lugar, por lo que dejan a sus hijos a cargo del "negocio".