SOLO EL 19 POR CIENTO DE LOS CONTRATOS A MINUSVALIDOS REALIZADOS DURANTE 1992 BENEFICIARON A MUJERES
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Las empresas españolas contrataron durante el año 1992 a 3.210 personas que pesentaban algún tipo de discapacidad, de los que 2.581 eran hombres, un 80,5 por ciento, y sólo 629, el 19,5 por ciento, eran mujeres, según datos del INEM a los que tuvo acceso Servimedia.
Además, otros 1.298 minusválidos consiguieron trabajo en los Centros Especiales de Empleo, de los que 828 contratos se formalizaron con hombres y 470 con mujeres.
Sin embargo, estos valores no se corresponden con el índice de discapacitados por sexos, donde la prevalencia total de mujeres con discapacidades, u 16,5 por ciento, es levemente superior a la presentada por los varones, un 13,3 por ciento.
A juicio de Blanca Villar, del departamento de Asuntos Sociales de CCOO, las personas discapacitadas tienen que enfrentarse con barreras de todo tipo tanto en el trabajo como en la vida cotidiana, pero además, "muchos se enfrentan a sus propias barreras y existe una concepción generalizada de no trabajar y vivir de los ingresos de la familia o con las pensiones que otorga la administración".
Aunque este sntimiento se produce entre los discapacitados en general, Villar subraya que el problema es más acuciante entre las mujeres que tienden en mayor medida a la automarginación. La doble condición de mujer y discapacitada reduce considerablemente la posibilidad de empleo, según la representante sindical.
Mari Cruz Sarmiento, parapléjica y trabajadora del Inserso, considera que las mujeres minusválidas tienen serios problemas a la hora de acceder al puesto de trabajo por una falta de preparación.
Segú Sarmiento, en algunas ocasiones cuando aparece la discapacidad la mujer se encuentra en su desarrollo educativo y este se interrumpe bruscamente, a veces, no se reanuda.
En otras ocasiones, las barreras arquitectónicas impiden la asistencia a centros de formación, escuelas o universidades. "Es necesario puntualizar que los primeros que incumplen la normativa sobre barreras arquitectónicas son los centros de la Administración, aunque son ellos mismos los que hacen las leyes", asegura Sarmiento.
Oro de los obstáculos propios de la mujer discapacitada es el problema de la imagen. Las empresas que contratan a mujeres para que trabajen de cara al público tienen muy en cuenta este aspecto y consideran la minusvalía un serio problema de imagen.
El absentismo laboral es otro hándicap con el que se enfrentan las mujeres discapacitadas que buscan empleo. Los empresarios creen que las mujeres faltan más al trabajo -varios estudios indican todo lo contrario- y lo mismo opinan de los minusválidos en geneal, aunque entre este colectivo el absentismo es similar al del resto de los trabajadores.
Las barreras arquitectónicas son, sin duda, otro impedimento para todas las personas discapacitadas. Sin embargo, por motivos fisiológicos, para las mujeres parapléjicas o tetrapléjicas, estas barreras en los centros de trabajo son mayor obstáculo que para los hombres.
(SERVIMEDIA)
06 Feb 1993
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