El ministro dijo que el crecimiento de los salarios es el problema central de la competitividad, porque los demás costes, entre los que citó los financieros, los energéticos, los fiscales y los de la Seguridad Social están en España por debajo de la meia comunitaria.

Adujo como prueba que, según datos de la Central de Balances del Banco de España, los beneficios cayeron en 1991 un 45 por ciento, coincidiendo con un incremento del 11,5 por cien en los costes laborales y de sólo un 5 por cien en los financieros.

Por otra parte, Solchaga reveló que la recomendación del Comité Monetario Europeo, que instó al Gobierno a aplicar rápidamente reformas estructurales y a moderar los salarios, fue apoyada por él personalmente.

Agregó que, en materiasalarial, el Gobierno ha hecho lo que está en su mano, dar ejemplo con las retribuciones para 1993 de funcionarios y empleados de empresas públicas, con la esperanza de que el sector privado siga su ejemplo.

Finalmente, el ministro ejemplificó la disposición del Gobierno a llevar adelante sus reformas anunciando que la Ley de Arrendamientos Urbanos será aprobada por el Consejo de Ministros esta semana o la que viene.

CRITICAS DE LA OPOSICION

Por su parte, el portavoz de Izquierda Unida, NicolásSartorius, indicó que la economía española corre el riesgo de entrar en una depresión con crecimiento negativo del PIB si se mantiene la actual política económica.

Sartorius reclamó una "reactivación selectiva", que dé prioridad a la lucha contra el paro y el déficit comercial, en lugar de a reducir la inflación.

Miguel Roca, de Convergencia i Unió, dijo que la devaluación responde a desequilibrios básicos de la economía y no a la acción de los especuladores, al tiempo que lamentó que Solchaga deique más ingenio a justificar la depreciación de la divisa nacional que a evitarla.

José Ramón Lasúen, del CDS, opinó que la devaluación era "inevitable" y auguró que los problemas financieros se mantendrán mientras Alemania tenga que mantener los tipos de interés altos para encontrar fondos extranjeros con los que financiar el déficit generado por la unificación.

Para Emilio Olabarría, del PNV, la devaluación devuelve a la peseta su valor real, además de beneficiar a la industria exportadora, coo la vasca.