Entre otros objetivos, la reforma fiscal trata de acabar con la maraña de deducciones existentes en el IRPF, acercar la tributación del trabajo a la del capital, incentivar modelos de ahorro que no beneficien sólo a las rentas altas y no tener un coste excesivo para las arcas públicas.

La simplificación será también una de las características de la reforma, con una reducción de tipos, de cinco a tres, apoyada en un incremento del mínimo exento.

Además, se prevé modificar y aclarar algunas deducciones, si bien se mantendrá la de vivienda y se introducirá un primer avance a la deducción por alquiler. También variará, a la baja, el apoyo fiscal a los planes de pensiones, mientras que mejorará para los seguros de vida y los de dependencia.

Otra de las modificaciones, ya anunciadas por el Ejecutivo, es eliminar las deducciones familiares de la base del impuesto e incluirlas en la cuota. Se trata de que quienes tengan más ingresos no puedan deducirse más por sus hijos que quienes tienen menos ganancias, al fijarse una cifra de deducción para todos, que beneficiará a los contribuyentes con menos ingresos.