Tras reconocer que los socialistas "posiblemente hemos pecado de ingenuos", Solana declaró a Radio Nacional que prefiere ser acusado de ingenuo que de cínico, y "en este momento estamos viendo mucha más gente cínica".

"Veo que otros comportamientos políticos no están tan interesados en acabar con la corrupción cuanto en acabar con el Gobierno y en utilizar la corrupción como un instrumento para dañar y golpear al Gobierno", agregó en referencia a Aznar.

"En los años que lleva José María Azar como líder de la oposición, me costaría encontrar momentos en que haya hecho una aportación positiva, constructiva o ilusionante para resolver algún problema de nuestro país", continuó. "Más bien es siempre una posición negativa, destructiva".

Según el ministro de Asuntos Exteriores, "en la derecha española son más duchos en la demolición que en la construcción. A mí, por el bien de todo, me gustaría que eso cambiara".

Solana reiteró en varias ocasiones que "el Gobierno está comprometido a errdicar los casos de corrupción y a vivificar la vida política española", a "luchar hasta el final para erradicar las conductas inmorales en la vida pública y para que la situación económica, que empieza a apuntar ya con datos positivos, se consolide como algo importante".

Por otro lado, aseguró que la imagen de España en el extranjero es buena, porque es "la imagen de un país serio, que ha trabajado durante muchos años por conseguirla".

Tras criticar a los diputados que revelan los entresijos de ls comisiones parlamentarias secretas, Solana se refirió a las próximas elecciones y afirmó: "Este no es un país de derechas, sino un país de centro-izquierda y, al final, creo que seguirá dando el apoyo mayoritario a las fuerzas políticas que representan esa forma de ver las cosas".