Según representantes de las distintas secciones sindicales del Marañón, consultados por Servimedia, las manifestaciones de Leguina "contribuyen a la desmotivación de unos trabajadores que ya están demasiado acostumbrados a que aparezcan con frecuencia informaciones negativas sobre su hospital".

En opinión del sindicato CCOO, "es muy extrañ que el presidente de la CAM critique la situación del Gregorio Marañón cuando él es su máximo responsable político y la persona que ha nombrado a los gestores del mismo".

"Si Leguina asegura que el centro no tiene arreglo", indicó un portavoz de Comisiones, "mucha gente podría preguntarse quiénes son los responsables de que hayamos llegado a esta situación".

Por su parte, los representantes de UGT observan en las polémicas declaraciones del presidente de la comunidad una contradicción con manifetaciones anteriores del propio Leguina, como las que realizó durante la inauguración de la Unidad de Cuidados Paliativos.

"En aquella ocasión", dijo a Servimedia un portavoz de la central socialista, "aseguró que el Gregorio Marañón estaba preparado para los retos del año 2000".

Según este sindicato, el centro ha contado con grandes partidas presupuestarias para su ampliación y reforma, "aunque no siempre se han utilizado racionalmente".

POLITIZACION

En otro momento de sus declaraciones, Jaquín Leguina afirmó que el hospital es un banco de pruebas de varios grupos políticos, lo que perjudica a la inmensa mayoría de los profesionales que trabajan en él.

Respecto a esta pretendida politización, Emilio Naveso, secretario general de la Federación de Sindicatos Médicos (Fesime), indicó que en el Hospital Gregorio Marañón no exite más política que la protagonizada por los sectores "leguinista" y "guerrista".

En opinión de Fesime, Leguina está mal informado sobre los problemas que afecta al hospital, especialmente sobre la huelga de "optimización" que protagoniza un grupo de médicos, "en la que también está participando el sector 'guerrista' de los socialistas".

Esta agencia trató de hablar, sin conseguirlo, con el gerente del Gregorio Marañon, Francisco Abad, para que se pronunciara sobre las manifestaciones del máximo responsable político de la comunidad.