Simancas aseguró que "el horizonte más lógico" es la fecha de comienzo de la ponencia sobre la reforma estatutaria de Cataluñaen el Congreso de los Diputados, ya que "se detecta cierto cansancio en la ciudadanía" en torno al este debate territorial, "interesante, pero que no puede llenar la agenda política cotidiana".

Sobre la inclusión o no del término "nación", dijo que el artículo 2 de la Carta Magna establece "con claridad qué denominación damos al todo y a las partes. Decidimos en 1978 denominar nación a España, y nacionalidades y regiones a las partes".

"Nos ha ido bien con esa definición, las comunidades han ganado en capacidad de autogobierno y España, en desarrollo y convivencia política entre todos", destacó Simancas, quien se preguntó "¿por qué cambiar?".

No obstante, señaló que, "si desde la representación mayoritaria en el Parlamento catalán se expresa la necesidad inexcusable de que aparezca el término 'nación' en algún ámbito del nuevo Estatuto, consideramos que una alusión descriptiva en el preámbulo, tal y como está proponiendo el Gobierno, podría ser una salida".

"No debería ser un obstáculo para cerrar un acuerdo que interesa al conjunto de los españoles", afirmó.

En cuanto a la financiación de las comunidades autónomas, indicó que "la negociación no puede ser bilateral y tienen que participar todas, incluido la de Madrid, ya que tiene unas necesidades de financiación que tienen que ser satisfechas".

Defendió "mas financiación para las comunidades autónomas y más autorresponsabilidad fiscal" y destacó que"este incremento debe explicarse y fundamentarse no en cuotas limitativas de solidaridad ni en una interpretación poco solidaria de las balanzas fiscales, sino en función de las necesidades financieras reales en estas regiones".

Simancas explicó, asimismo, que "no pasa nada" si el proyecto de Estatuto regresa a Cataluña sin ser aprobado en el Congreso de los Diputados y dijo que, desde el principio, había tres posibilidades: que el texto saliese adelante y fuese constitucional, que se devolviera al Parlamento catalán y que fuese aprobado sin acomodo a la Carta Magna.

"Este último escenario se ha descartado totalmente y cualquiera de los otros dos es posible. Yo apuesto por el primero", concluyó.