La tarde del Lunes Santo caían asesinados a balazos el constructor marbellí Juan Sánchez Romero y Ernesto Sánchez, que regentaba un gimnasio. Los asesinos eligieron la solitaria urbanización de Guadalmina para vacíar sus cargadores sobre sus víctimas, sin dejar apenas rastro.

Juan Sánchez Romero era especialmente concido en Marbella por ser uno de los personajes de la "jet-set", gracias a su boda en segundas nupcias con la baronesa belga Antonella Camps, quien perdió a su primer marido en simiares circunstancias.

A primeros de mayo, fue hallado muerto en el interior de su vehículo el turco Yulem Haydis, con doce disparos a corta distancia repartidos por todo el cuerpo. Este asesinato podría haber tenido algún tipo de relación con la mafia turca de importación de heroína, asentada en la Costa del Sol.

Yulem Haydis era uno de los pocos miembros de la red turca que hablaba lengua castellana y, al parecer, era uno de los interlocutores del grupo mafioso con sus contactos en España. Según a policía, éste fue un caso claro de ajuste de cuentas.

El último día de mayo, tres italianos cenaban apaciblemente en la terraza de una concurrida pizzería en Mijas-Costa, a pocos kilómetros de Marbella. A los postres, uno de los tres comensales blandió una pistola y asesinó a sus compañeros de mesa.

La policía logró identificar al asesino, un napolitano de 36 años, que huyó del país la mañana siguiente de su acción criminal. Este asesinato pudo estar relacionado con un ajuste de cuentas entre fmilias mafiosas napolitanas, con un cargamento de cocaína como telón de fondo. Interpol busca, aunque sin éxito, al asesino.

Durante la madrugada del 3 al 4 de junio un turco de 44 años, Kamil Tiryakis, que regentaba un bar de copas en Torremolinos, fue asesinado a balazos al detener su coche en una señal de stop. Este asesinado poseía antecedentes policiales por su relación con la heroína y los grupos mafiosos que controlan su distribución en España.

El último asesinato se produjo ayer en el cenro de Marbella, cuando José Ramón López Arroyo, de 30 años y natural de Baracaldo (Vizcaya) fue abatido a tiros por dos jóvenes, que después de dispararla cuatro tiros se alejaron del lugar a pie.

Fuentes policiales han asegurado que existen diversas líneas de investigación en cada caso, y que todas ellas "están en buen camino", no descartándose una próxima solución a los asesinatos recientes de la Costa del Sol.