Los magistrados de la Sección Primera, presididos por la juez Angela Murillo, consideran a Torralba autor de un delito de robo con violencia e intimidación, y otro de uso de armas con fines terroristas.

Dentro del mismo caso, la Sección Primera de la Audiencia ha absuelto del robo a la también miembro de los Grapo Gema Rodríguez Miguel por falta de pruebas, ordenando su inmediata puesta en libertad.

En la sentencia hecha pública hoy, los magistrados consideran probado que el 8 de julio de 2000, sobre las 15.00 horas, Torralba, acompañado de otras tres personas, abordó, pistola en mano, a dos vigilantes de seguridad de la empresa Prosegur que en ese momento salían de un supermercado de la Glorieta de Cuatro Caminos de Madrid con la recuadación del establecimiento, que ascendía a 23.690 euros.

Los terroristas redujeron a los vigilantes intimidándoles con varias armas de fuego, los inmovilizaron en el suelo y les arrebataron el dinero y los dos revólveres que portaban, con los que les encañonaron para huir.

El 8 de noviembre siguiente, los Grapo revindicaron el robo a través de unos comunicados enviados a "El País" al "Diario Atlántico" de Vigo y a Radio Popular.

RELATO DE LAS VÍCTIMAS

En el juicio, que tuvo lugar el pasado 15 de febrero, comparecieron como testigos los dos vigilantes de Prosegur quienes explicaron como, tras salir del supermercado, fueron abordados por la espalda por dos hombres que les sujetaron por el cuello, al tiempo que dos mujeres les apuntaban con una pistola.

Uno de los vigilantes reveló que, al forcejear con el terrorista que le sujetaba para intentar zafarse, la mujer que le amenazaba intentó dispararle pero el mecanismo de la pistola no funcionó.

Este mismo guarda de seguridad señaló que dentro del furgón con el que recogían y transportaban el dinero llevaban fotos de varios miembros de los Grapo porque este grupo terrorista "solía cometer delitos relacionados medios de transporte de caudales".

Los magistrados apuntan que la acción de los Grapo estaba destinada a obtener fondos "para sostener las actividades terroristas de la organización".

FALTA DE PRUENAS

Tras la acción de los Grapo, dos testigos identificaron mediante fotografías a Rodríguez Miguel, mientras que otro reconoció a Torralba.

Aún así, los magistrados afirman que estas identificaciones son "problemáticas" y que ofrecen "una baja calidad de certeza", ya que los testigos sólo vieron un pequeña foto de los acusados una semana después del robo.

La duda sobre la participación de Torralba fue despejada al admitir éste que había sido uno de los terroristas que asaltaron a los vigilantes de seguridad cuando fue conducido ante el juez tras su detención.

Pero en su declaración ante el juez de instrucción el miembro de los Grapo se negó a facilitar cualquier tipo de información sobre sus acompañantes.

En el caso de Rodríguez Miguel, a pesar de que dos testigos la identificaron como una de la personas que asaltó a los vigilantes, tanto una de las víctimas como otros tres testigos no la reconocieron cuando la Policía les mostró una fotografía de ella.

"Las dudas sobre la certeza de la identificación de la acusada son una realidad procesal de difícil solución", aseguran los magistrados, quienes añaden que "la prueba no supera el canon de la duda razonable, lo que determina su insuficiencia para afirmar la hipótesis acusatoria respecto a la intervenciaon de la acusada".

Por lo tanto, los jueces de la Sección Primera de la Sala de lo Penal acordaron absolver a Rodríguez Miguel del robo a los vigilantes de Prosegur.

Además de los siete años de prisión, Torralba deberá indemnizar a Prosegur con 23.870 euros, cantidad resultante de sumar la cuantía del dinero robado y el valor de las dos pistolas que sustrajeron a los vigilantes.