Unos han desertado del ejército liberiano, donde los niños forman parte de los efectivos que entran en combate. Otros han visto cómo asesinaban a sus padres y a sus madres, escapando de milagro de la matanza.

Han venido escapando del hambrey de la muerte producidos por una guerra que lleva años azotando al país africano. La dirección general de Protección al Menor del Gobierno canario se ha hecho cargo de ellos, mientras se tramita su estatus de refugiado político, internándolos en dos centros dependientes de la Consejería de Asuntos Sociales del Gobierno canario.

En las residencias infantiles de Zurbarán y Las Dunas se encuentran Michael, Mack, Philipe, Lamine, Mohamed, Francis y Thomas, a la espera de ser adoptados por familias que yase han ofrecido para ello.

La mayoría han llegado en barcos pesqueros. Una vez recalan en el puerto grancanario, salen con lo puesto para intentar comenzar una nueva vida. Aunque no pasa mucho tiempo sin que la policía los detenga y los traslade ante la juez de Menores y su posterior internamiento en centros de la comunidad autónoma.