"Es esencial que los elevados costes del tratamiento no recaigan sobre los afectados y que los laboratorios farmacéuticos entiendan más que nunca que su actividad empresarial no debe estar reñida con las implicaiones humanitarias del uso de fármacos que conllevan cuestiones vitales, como es el caso de los pacientes afectados por el VIH", señala la nota.

La Ferede considera necesario que los nuevos tratamientos farmacológicos contra el sida anunciados en el reciente Congreso de Vancouver deben llegar al máximo de personas afectadas, independientemente de su condición social o económica.

La Federación de Entidades Religiosas Evangélicas insiste en "la necesidad de una solidaridad de forma que no se estigmtice social o económicamente a los afectados por el VIH".