SI NO QUIERE MULTAS, NO COMETA INFRACCIONES, ACONSEJA EL DIRECTOR GENERAL DE TRAFICO EN SU LIBRO "COMO EVITAR LAS MULTAS"

- No discua con el agente, desconfíe de las asesorías que prometen ganar los casos y no devuelva las notificaciones de Tráfico, otras recomendaciones

MADRID
SERVIMEDIA

No discuta con el agente, desconfíe de las asesorías que le prometen quitarle de encima el peso de sus multas de tráfico y no devuelva las notificaciones que le remite Tráfico, son algunos de los consejos que se recogen en el libro "Cómo evitar las multas", escrito por el director general de Tráfico, Miguel María Muñoz, paraquien la mejor forma de no tener sanciones es, sobre todo, no cometer infracciones.

Las páginas de "Cómo evitar las multas", que recoge un gran número de anécdotas plasmadas en los informes de la Dirección General de Tráfico (GDT), explican con humor y sencillez, evitando los aforismos técnicos propios del Código de Circulación, cómo las normas y pautas que hay que seguir para una conducción prudente nos quitarían más de un disgusto económico y una desgracia personal.

Una de las divertidas anécdoas que relata es la de un hombre que aducía un problema físico para no someterse a la prueba de alcoholemia. El caso es que cuando el caballero se colocó la boquilla del etilómetro entre los labios y sopló, "una estruendosa ventosidad hizo estremecer la estructura del coche", tras lo cual el analizado afirmó: "¿Lo ve? Ya le advertí de que tenía un problema".

Curiosidades aparte, Muñoz rebate con una aplastante lógica y, a veces, con humor negro las reglas de oro no escritas y cumplidas a rajatabla pormuchos conductores, como la de conducir a más de 200 kilómetros por hora porque el radar no detecta velocidades superiores o comprarse un radar para detectar los que tiene colocados Tráficos por el asfalto español.

Muñoz advierte de la picaresca de aquellas consultorías que prometen acabar con las multas que Tráfico nos manda, cuando lo que en realidad hacen es cobrar unos honorarios por redactar unos escritos que sólo pretenden retrasar la resoluciones, metiendo al ingenuo conductor en un pleito que o se esperaba. "No pierda tiempo y dinero con actuaciones puramente dilatorias", sentencia.

Asimismo, aconseja a los conductores que reciban las notificaciones, porque "no toda denuncia que no se notifica es nula" y porque así podrán enterarse mejor del contenido de la denuncia, lo que les permitirá defenderse mejor.

Muñoz, que no llega a afirmar que las mujeres conducen mejor, pero sí asegura que tienen tres veces menos accidentes que los hombres, recomienda que en los trayectos urbanos se comprebe el coche con la misma atención y cuidado "que si fuéramos a recorrer 500 kilómetros", porque, aunque se vaya "ahí al lado (...) no hay que bajar la guardia".

SER UN PELMAZO NO ES SER PRUDENTE

En cuanto a los límites de velocidad, el autor de "Cómo evitar las multas" asegura, recordando el lema popularizado por Stevie Wonder, que tan importante es no conducir si se bebe como conducir a la velocidad adecuada.

Tras sentenciar que "no hay que confundir el ser prudente con ser un pelmazo", recueda que "más importantes que evitar una sanción es evitar una situación de riesgo" como la que provoca el exceso de lentitud en carretera.

Muñoz, que apunta un esbozo del dineral que puede costar una infracción de tráfico, dedica un capítulo a la grúa. Aquí, el autor de "Cómo evitar las multas" recomienda sopesar en cada momento qué va a ser mejor, coger el coche, para luego aparcarlo en doble fila, o el transporte público.

"Antes de salir con el coche, hay que sopesar bien qué nos trae más cuenta porque si por ahorrarnos 500 pesetas de un taxi tenemos que pagar las tasas de la grúa, la multa y además el taxi que nos lleve al depósito al que se han llevado nuestro coche, no cabe duda de que habremos hecho el negocio del siglo", comenta.

El director general de Tráfico, que insiste en que toda precaución es poca y argumenta todas sus posturas, recurriendo incluso al ejemplo extremista, reconoce que a pesar de todos los irrefutables razonamientos hay gente que no se baja del burro.

"Como un ariente mío que se destrozó la cara contra el parabrisas, y tuvo en grave riesgo la vida, por no llevar el cinturón (de seguridad), y que me decía que si lo hubiera llevado puesto a lo mejor se habría fracturado el esternón. Insisto, hay gente irreductible".

(SERVIMEDIA)
16 Ene 1996
VBR