Setién señala en una entrevista en "El País" que "es mucho mejor que los hombres se entiendan hablando" y agrega que "estamos por el diálogo como estuvimos con las conversaciones de Argel. Todo el mundo vio que de esas conversaciones podía salir algo bueno".

El obispo de San Sebastián acaba de regresar de Ruanda y considera que "la ayuda occidental debe también tener en cuenta, estar condicionada, a la exigencia de los derechos humanos más elementales. Hay miles de preso sin garantía alguna y todos los meses desaparecen entre 5.000 y 10.000 personas".

Setién critica la "simplificación" que sufren sus afirmaciones sobre la realidad vasca, y que provocan a su entender valoraciones excesivamente subjetivas. "Se simplifican excesivamente mis palabras", señala, "y la pérdida de los matices ofrece siempre un campo abierto a la diversidad de interpretaciones".

"Las acusaciones por mi intervención en el funeral por Gregorio Ordoñez se iniciaron sin que se conociera ínteramente mi homilía", añade el prelado vasco, "a la vista de las referencias parciales difundidas por los medios de comunicación".

José María Setién se defiende explicando que "la parcialidad en la transmisión del mensaje es tan evidente que, en muchos casos, me gustaría que mis palabras fueran sometidas a las claves de la interpretación hermenéutica".

BLANCO O NEGRO

El problema vasco es para Setién "demasiado complejo" para barajarlo en "matices de blanco o negro", mientras incide en que "hace ucho que dije que las medidas policiales no eran suficientes para resolver un problema que está en las entrañas de los conflictos vascos".

Tampoco considera que la naturaleza de los miembros de la Iglesia vasca pueda analizarse lejos de los sentimientos nacionalistas. "El nacionalismo no lo he inventado yo. El nacionalismo es de aquí y la Iglesia no puede ignorar esa realidad", afirma.

Sobre el 'caso GAL', Setién cree que el tiempo ha dado la razón a los obispos que reclamaron hace años una invesigación. La evolución del 'caso GAL' "me hace recordar", afirma el obispo de San Sebastián, "que, cuando los obispos vascos pedimos que se esclarecieran las actividades de los GAL, muchos arremetiron contra nosotros. Ahora todos parecen estar de acuerdo. Eso explica muchas cosas".